Y el felino número 21 ¿dónde está? ¿Murió y vendieron su piel?
Nadie da cuenta de qué pasó con el tigre.
De 21 que existen en el santuario que dirige la Asociación Defensora de Animales (ADI) todo se maneja bajo reserva y entrar a ese lugar está prohibido.
Varias son las conjeturas. El tigre podría haber enfermado y murió.
El tigre podría haber muerto por un mal traslado y murió. O que falleció y al final su piel fue comercializada por un valor de Q75 mil y su cuerpo fue enterrado para no dejar evidencia.
Hasta la fecha, ADI, que ha sido la entidad autorizada por CONAP para albergar en un lugar ubicado en la costa del país a animales exóticos y felinos que son rescatados de circos o viviendas según la ley contra el maltrato animal, no ha mostrado públicamente un video o fotos que demuestren que los tigres y leones están en buenas condiciones.
El trato que allí reciben los tigres y leones se evidencian, sin embargo, con fotos tomadas por la rescatista Gina Morataya, que expuso las penurias que esos animales viven.
En agosto pasado, la denuncia puso en alerta a las autoridades cuando se filtraron las fotos de las jaulas, los espacios y el ambiente donde viven los felinos.
Jaulas deterioradas. Los animales viven encerrados todo el día, cerca de la basura que personas tiran; incluso, hay animales muertos.
Viven a la intemperie y con suerte son tapados con nailon cuando la lluvia arrecia en el lugar.
Gina, no daba crédito a lo que veía en un “santuario” que debería servir para protegerlos del maltrato animal, totalmente abandonados a su suerte y sin llenar las condiciones básicas para vivir.
Hoy se habla de la desaparición de uno de los tigres, pero más que desaparecer, de su fallecimiento. Pero, esto sigue siendo una incógnita porque ni la Comisión Nacional de Protección Animal ni ADI informan al respecto.
ADI recauda fondos que le son donados por medio de las redes sociales al mostrar fotografías de los animales como los que aparecen en las revistas.