Cristóbal Paz, con apenas 22 años ya es responsable de su hogar, de su esposa y de sus tres hijos. Se casó muy joven, a los 18; decidió unir su vida, pues Karla, su novia, resultó embarazada. A los pocos meses se casaron y están a punto de cumplir cuatro años de matrimonio.
Él apenas pudo graduarse del colegio como bachiller en computación. Se quería meter a la Universidad de San Carlos, pero los planes cambiaron al ver que venía en camino su primer hijo.
Empezó a buscar trabajo y el primero que le salió fue como ayudante de un herrero; pero allí no tenía prestaciones, tampoco le pagaban IGSS y tenía que encontrar una trabajo en el que sí lo hicieran porque su esposa ya estaba en el cuarto mes de embarazo.
Cristóbal siguió buscando y lo único que pudo encontrar fue de repartidor de comida rápida, porque él sí sabía manejar motocicleta. Le aseguró a su esposa que siempre tendría cuidado, que no sería como el resto que no respetaba la velocidad y tampoco se iba a arriesgar. Pero eso duro poco.
Las primeras semanas él trataba de no correr tanto, pero siempre llegaba tarde a entregar sus órdenes, pues a veces le costaba encontrar las direcciones y era difícil saber cuáles eran las calles a donde lo enviaban.
Una de las cosas que más le asustaban a Cristóbal era la inseguridad, ser asaltado o incluso que le robaran la motocicleta, pero eso no le ha pasado; algunos clientes no son tan amables, pero todos le han pagado.
Lo que sí le ha afectado a Cristóbal es que ha arriesgado su vida por llevar la comida de las demás personas.
En una ocasión iba a dejar comida a la zona 5, en el bulevar de Jardines; iba un carro rojo, recuerda que iba tan rápido que cuando paso a la par le “echó” el carro a Cristóbal. Perdió el control y se cayó de la motocicleta. Esa fue la primera vez que tenía un accidente, pero no sería la última.
Una vez sí me pasó algo súper feo. iba en la Martí, porque me cambiaron de ruta, tenía que llegar a la zona 2 y un camión me empezó a sacar del carril, pero del otro lado también venía un tráiler; sentí que iba a morir aplastado por los dos cabezales, pero uno de los pilotos se dio cuenta y bajo la velocidad. Me asusté mucho porque hasta el retrovisor de la moto se dobló, debido a lo cerca que estaban ya los camiones”. – Cristóbal Paz, repartidor de comida rápida.
Cristóbal a diario le da miedo lo que hace, pero recuerda que lo tiene que hacer por esas pequeñas bocas que debe alimentar, por esos niños que dependen de él y por su esposa, que lo espera con amor.