Era una persona religiosa, que asistía a la iglesia, “desde niño fue inteligente y aunque no era sociable, parecía una Wikipedia, porque sabía mucho”, relata su hermana Alejandra. Siempre se inclinó por la biología y la música, además tocaba en una orquesta sinfónica. Esteban les enseñaba a tocar música a las personas que llegaban a su parroquia.
Ensayaba todos los días con sus instrumentos musicales. Esteban tenía 18 años cuando murió un 28 de febrero, a un mes de cumplir años y celebraba su primer mes de laborar. Salió tarde ese día de su casa por quedarse haciendo limpieza y sorprender a su mamá.
El accidente
El joven esperaba el bus en la parada junto con dos trabajadores de construcción de la colonia en donde actualmente vive su familia. Era un viernes, cuando repentinamente un carro se lanzó contra la parada de buses, tiró a los dos albañiles y Esteban recibió el impacto directo, que le causó la muerte.
La gente de inmediato auxilió a los heridos, pero nadie se percató que dentro de la zanja estaba su hermano, hasta que una mujer lo ayudó. Esteban suspiró y falleció de inmediato. Un bombero trató de reanimarlo, sin embargo, ya no pudo. Las cámaras del vecindario grabaron lo sucedido.
Alejandra regresaba de su trabajo, cuando vio un accidente frente a la garita del residencial donde vive. “Cuando volteé a ver, estaba mi vecina de enfrente y observé el carro gris, pensé que algo le había sucedido. Me quedé subida en mi moto, pero entre el vehículo y la ambulancia miré a mi mamá. Ella tenía turno en el hospital ese día, todavía estaba con su uniforme blanco”, expresó.
Las piernas le temblaban, el estómago se le revolvió y sintió náuseas, Alejandra vio a mucha gente colocarle la mano en la espalda a su madre. Justo a la par de ella, estaba un cuerpo tendido con una manta y de ella sobresalían los tenis de Esteban, su hermano.
“Su pérdida me dolió mucho porque él era súper inteligente desde pequeño, muchos años quisieron adelantarle grados, pero no se pudo porque era asmático y pasaba mucho tiempo en el hospital”, recuerda Alejandra.
Su mamá es soltera y su núcleo familiar lo conformaban solo ellos tres, “duele dedicarle tanto tiempo a una persona y que te la arranquen así de la nada. Él era tan noble que si mi mamá le compraba zapatos, arreglaba los viejos para dárselos a alguien que los necesitara”.
Alejandra cuenta que en una ocasión les regalaron un Nintendo y luego otro, un día desapareció uno de ellos y cuando le preguntaron a Esteban no decía nada, hasta que se enteraron que lo donó a una familia de escasos recursos.
Sin rendir la declaración
El caso se ha venido atrasando. “La primera vez de la denuncia en el MP no nos trataron bien”, cuenta Alejandra, “nos pidieron pruebas y buscamos junto con mi mamá y logramos que una vecina, testigo del hecho, presentara su declaración, pero nunca avanzó el caso”.
Los medios de comunicación decían que Esteban había muerto por atravesarse la calle sin haber visto, “pero no fue así”, explica su hermana.
A poco más de un año, Alejandra y su mamá no han dado ni la primera declaración de los hechos y cuando asisten posponen la audiencia. La persona que piloteaba el auto fue llevada a Tribunales, pero “ni tres días duró y la dejaron libre”, aseguró la hermana del fallecido.