Dolor que persiste
Un matrimonio, tres hijos y muchos problemas detrás. Esta es la historia de Fernanda, una chica que al alejarse de su madre y ser cobijada por el amor de su padre encontró tranquilidad.
Los papás de Fernanda llevaban años de casados; sin embargo, la discusión comenzó a ser la protagonista de sus días, dejando varias secuelas emocionales y psicológicas en sus hijos.
Con el pasar del tiempo se intensificaron los problemas entre ellos, hasta llegar al punto de divorciarse. Lo anterior causó que la esposa tomara decisiones aún más dolorosas para sus hijos, entre ellas sacar a su propia hija de la casa por no tener sobre ella el poder que realmente quería.
Mi mamá me sacó de mi casa porque le dio una crisis. Con el pasar del tiempo, recibí terapias psicológicas e investigué por mi propia cuenta, hasta que me di cuenta de que mi mamá es narcisista”, cuenta Fernanda.
Según la investigación que ella ha realizado por años, una persona se convierte en narcisista cuando por algún motivo, en su niñez o adolescencia, no recibió el amor suficiente, siendo esta la causa para darse todo ese amor ella misma. “Siempre se ponen en primer lugar, se dan toda la prioridad”, añade.
Me fui a vivir con mis abuelos porque mi papá estaba con ellos. En ese momento creía que ya era una mujer grande, un adulto, pero ahora que veo hacia atrás me doy cuenta de que era una niña que todavía necesitaba a su mamá”, resalta la joven.
Fernanda tiene dos hermanos y con ellos compartió toda su niñez, hasta que se vio forzada, por su propia madre, a vivir lejos de ellos porque decidió apartarla de sus vidas.
Mis hermanos siguen teniendo relación con ella, pero yo no; siempre está esa barrera que nos separa al momento de mencionarla. Yo no estoy en contra de que mis hermanos tengan relación con mi mamá, pero yo no me acerco a ella porque me lastima”, comenta.
“A veces, cuando estaba en mi casa, yo ya no aguantaba a mi mamá y nadie me creía; pensaban que era rebelde, pero no era eso, sino vivía en una situación de maltrato psicológico, físico y emocional”, afirma Fernanda.
A pesar de todos los problemas que habían en su familia, el padre de la joven nunca pensó que iba a quedarse solo y al momento de separarse de su mujer no supo qué hacer ni cómo reaccionar, situación que obligó a sus hijos a ser más independientes.
Fernanda cuenta que los problemas entre su madre y ella no son motivo suficiente para desear que todo fuera distinto: “Si yo no hubiera pasado por todo ese dolor, no tendría la empatía que ahora tengo”.
Lo que ahora es una historia con mucho aprendizaje por detrás, hace años era uno de los momentos más difíciles de su vida. Su padre, con todo el amor que le tiene a ella y a sus hermanos, ha logrado que poco a poco el dolor se reduzca, al menos, algunas veces.
“Lo que más me gusta es cuando llega el resto de la familia de mi papá, porque siento la unión familiar que tanto he querido. Si yo me caso, quiero que mi familia sea unida, porque comprendo que lo que perdí es muy valioso”, manifiesta.
Lo que más valoro de mi papá es su amor incondicional; él se puede enojar o tener problemas económicos, pero siempre se esfuerza por darnos lo mejor. Pienso que la mejor manera de recompensar a mi padre, por todo lo que ha hecho por nosotros, es ser la mejor persona que puedo. Su amor será un legado que quedará por siempre en mí”, indica Fernanda, emocionada.