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Se despierta todos los días a las 5:00 horas para preparar todo e ir a dejar a su hijo, Octavio, a la escuela. Una ducha rápida, ponerse lo primero que encuentre en el armario y preparar unos panes con jamón es parte de la rutina.

Su vida cambió desde que llegó a la ciudad, ahora más con la llegada de su hijo, que cumple 10 años.

“Vine de Totonicapán cuando apenas tenía 18 años, a trabajar en una casa, pero cuando mi patrona se enteró de que estaba embarazada me corrió”, indica Marta, quien es madre soltera.

“Decidí que iba tener a mi bebé, aunque ello me costara mi trabajo; y así empecé, lavando ajeno y haciendo costuras. Como no sabía leer ni escribir, nadie me quería dar empleo y encima me rechazaban por estar embarazada”, agrega.

“Un vecino me regaló una caja de lustre y así empecé a ir a las casas de la colonia, a lustrar zapatos para poder sacar adelante a mi Octavio”, explica la orgullosa madre.




Marta, como cientos de mujeres más, no sabe leer ni escribir. En el país hay 1 millón 241 mil 32 personas, mayores de 15 años, analfabetas.

“Todo trabajo, mientras sea honrado, es digno. La verdad es que no me avergüenzo, porque es la forma en la que yo me gano la vida y así he logrado salir adelante”, señala.

Aunque lustrar zapatos no es su única ocupación, ya que por las tardes vende refacciones y almuerzos “para los muchachos del taller”; además, tiene un taller de costura y también se dedica a las ventas por catálogo.

“Yo puedo quedarme sin comer, sin ropa y sin nada, pero no mi hijo. Por él, soy capaz de lo que sea”, asegura nuestra entrevistada.

“No siempre ha sido fácil para nosotros, pues hay veces que el negocio se pone mal y apenas saco para la comida. Cuando veo que mi hijo quiere un juguete y no puedo comprárselo, es cuando me siento impotente”, comenta.

Octavio ve a su mamá como una “heroína”, por lo que para su regalo del Día de las Madres le confeccionó un mantel para la mesa. El sueño más grande que tiene es “volar aviones” y comprarle una casa a su mamá.

Marta es el reflejo de muchas otras mujeres de nuestra sociedad, quienes incluso en sus limitaciones deciden darlo todo, entregar lo mejor de sí mismas para darles una mejor condición de vida a sus hijos.

Para ellas, para todas las que venden en la calle, que trabajan en una oficina, que pasan horas laborando, que luchan en medio de condiciones adversas, Feliz Día de las Madres.

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