La primera impresión para los turistas es ver el área abarrotada con globos, chicles, bombones y chocolates. Entre las ventas y varios taxistas que ofrecen su servicio, el desorden se apoderó a las afueras del Aeropuerto Internacional La Aurora.
Sin embargo, Francis Argueta, director de la Dirección General de Aeronáutica Civil, inició una lucha para remover a varios comerciantes informales que todos los días vendían sus productos sentados en la entrada y salida del aeropuerto.
La Municipalidad de Guatemala se involucró y respondieron a los llamados de Argueta para mover a los comerciantes. Muchos convivían entre el personal y los familiares que recibían o despedían a sus seres queridos y extranjeros. El director publicaba en sus redes sociales cada vez que los vendedores eran expulsados.
Había esperanza de espacio formal para las ventas
La insistencia de los vendedores rindió sus frutos y un golpe de suerte. Uno de los empleados de la DGAC se aventuró a comprar botanas con los comerciantes informales. Sin embargo, sus supervisores le llamaron la atención inmediatamente al ir en contra de las normativas del aeropuerto.
Tiempo después, personal de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) llegó a la dirección para supervisar y constatar que el empleado aún mantenía su puesto de trabajo. Así también para verificar que no tuviera multas o represalias.
Por otro lado, el incidente resultó en una oportunidad para los vendedores. Aquella inoportuna venta produjo una reunión entre los líderes de los comerciantes y el director del aeropuerto.
“El director Argueta había logrado llegar a un acuerdo con los vendedores informales y se decidió otorgarles un espacio limpio y seguro para que puedan trabajar”, afirmó la Dirección General.
“Se logró negociar un período de 15 días en donde no se instalaran ventas afuera del aeropuerto, en ninguno de los niveles y así planificar los próximos espacios que se les otorgarían. Lo que busca la dirección es dar un lugar seguro, limpio y sano para sus ventas, así como mantener el orden y buen aspecto de nuestro aeropuerto”, agregó la oficina de comunicación de DGAC.
Un trato desperdiciado por algunos retadores
La oportunidad de un lugar digno de trabajo estaba muy cerca. Francis Argueta parecía lograr el control de lo que sucedía al frente del aeropuerto. Sin embargo, aún con el acuerdo que se había llegado con los vendedores, algunos se resistieron y continuaron vendiendo.
La oficina de comunicación de la DGAC comentó: “El director sostuvo una reunión con la Comisión de Turismo del Gobierno de Guatemala y mantuvieron un recorrido. Para sorpresa del director encontraron comerciantes en el nivel tres del aeropuerto y tuvo que proceder a moverlos”.
Ese desliz ha “mantenido varias dudas respecto a las futuras acciones de la dirección”, según la DGAC podría provocar la caída del trato.