Con sangre fría, Roberto Barreda se preguntó: ¿Dónde estará Cristina? ¿Qué estará haciendo?
Roberto Barreda entró, 8 años después, en la casa donde Cristina Siekavizza dio sus últimos alientos de vida.
Frío y calculador, suspiraba cada poco y caminaba en el interior del inmueble como si nunca se hubiera ido de allí.
Cuando entró al cuarto que Cristina y él compartieron, se preguntó a sí mismo: ¿Dónde estará Cristina? ¿Qué estará haciendo? Los presentes se quedaron sin palabras, luego hubo un profundo silencio.
En el recorrido por la casa donde el Ministerio Público (MP) asegura que Barreda golpeó a Siekavizza hasta dejarla al borde de la muerte, el sospechoso se detuvo en el cuarto de su hijo y fingió sentir pesar porque no lo ha visto en 5 años.
El juez, el MP y el acusado, junto con su defensa, practicaron una diligencia para demostrar la afirmación de la única testigo que vio los pies inertes de Siekavizza, en el suelo, por la hendidura de una puerta.
Nada de lo que hacía Barreda era normal para los presentes.
Principalmente por ser la persona a la que se le acusa de haber matado a sangre fría a su esposa, la madre de sus dos hijos, y luego desaparecer el cadáver, sin que hasta el día de hoy se sepa su paradero.
Mientras se desarrollaba la diligencia, que duró aproximadamente tres horas, la madre de Barreda, Beatriz Ofelia de León, lo consentía como a un niño y le ofrecía agua.
A cada rato le preguntaba si se sentía mal o tenía fiebre. Incluso, De León llegó al extremo de hacer varias críticas hacia la casa, sobre el estado en que se encontraban las paredes y el patio, cuando dicho trámite ameritaba un interés de mayor trascendencia. El juez la llamó al orden.
La defensa de Barreda requirió al juez 7 puntos para agotar dentro de la vivienda donde Siekavizza vivió sus últimos días.
Uno era ver el material con el que estaba construida la puerta por donde supuestamente la única testigo del caso vio los pies inertes de la víctima, en el suelo. Aseguraron que no había suficiente espacio por dónde observar y que por eso mentía.
También querían demostrar que Siekavizza había salido por el balcón desde el cuarto.
Pero el MP demostró con fotos tomadas en el momento que desde la hendidura se veían las patas de la cama; es decir, que la testigo sí pudo ver los pies de la víctima cuando esta yacía en el piso.
Toda la diligencia giró en torno a la puerta, las chapas, la hendidura y el balcón.
Barreda nunca demostró estar nervioso, y siempre estuvo pegado a sus padres.
Hay quienes aseguraron que era calculador, pues estaba tranquilo y entró a la residencia como que nunca se hubiera ido de allí.
Esta vez el juez podría abrir juicio por maltrato contra menores de edad, amenazas y femicidio, pero es un proceso largo debido a los recursos de amparo que la madre de Barreda ha presentado en la Corte.
Fotos: Medios locales, SIPSE.com