La trata de personas es un delito conocido como la “esclavitud moderna”. A pesar de violentar los derechos humanos de los individuos, es uno de los negocios más rentables.
Las principales víctimas son los menores de edad y adolescentes, quienes son utilizados como objetos que se pueden comprar o vender a un tercero.
Una de cada diez víctimas de trata es mujer, según la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Los proxenetas o explotadores reclutan a sus víctimas por medio de acoso virtual, en donde se les ofrece una remuneración económica, una carrera o aprovechan la disfunción familiar o necesidad de amor de la persona.
Para la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET), la trata “es un delito que afecta al ser humano de manera psicológica, moral y físicamente”.
El delito se encuentra regulado en el artículo 202 del Código Penal.
“Constituye delito de trata de personas la captación, el transporte, traslado, retención, acogida o recepción de una o más personas, con fines de explotación”.
El Código define explotación como: “La prostitución ajena, cualquier otra forma de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, cualquier tipo de explotación laboral, la mendicidad, cualquier forma de esclavitud, la servidumbre, la venta de personas, la extracción y el tráfico de órganos y tejido humanos, el reclutamiento de personas menores de edad para grupos delictivos organizados, adopción irregular, trámite irregular de adopción, pornografía, embarazo forzado o matrimonio forzado o servil”.
De enero a diciembre de 2018, el Ministerio Público reportó 116 denuncias por el delito de trata de personas en el departamento de Guatemala. Escuintla es el segundo departamento con más denuncias, con 25 en el mismo período de tiempo.
La primera línea de detección
Los empleados de aeropuertos y fronteras, así como agentes de turismo, son los principales detectores de una víctima que viaja a otro país con fines de explotación.
Otras víctimas no necesariamente dejan el país. Los padres de familia entregan a sus hijos a un explotador, por necesidad económica. Estos terminan en prostíbulos o negocios, como tortillerías.
Recientemente, la División de Seguridad Turística (Disetur) capacitó en Quetzaltenango a agentes de turismo en el tema para que sepan cómo identificar a una víctima, pero cualquier persona puede reconocer características comunes.
¿Cómo identificar a una víctima de trata?
- Se comporta con nerviosismo, ansiedad, miedo o sumisión.
- No posee documentos de identificación, como Documento Personal de Identificación (DPI), fe de edad o pasaporte.
- Lleva vestimenta inadecuada para el destino hacia donde viajarán, de talla más grande o pequeña, e inapropiada para su edad.
- Lleva un tatuaje de código de barras. Los proxenetas suelen marcar a sus víctimas, por lo que se distingue de un tatuaje normal. Puede ser la palabra Daddy o el nombre de un hombre.
- No conoce detalles del vuelo, el destino ni el lugar de dónde vienen. Tampoco saben para qué viajan.
- No lleva dinero ni equipaje
- Cuenta una historia muy planeada y con incoherencia; pareciera un discurso aprendido.
- No pueden moverse libremente. Siempre hay alguien vigilando o acompañando a la persona.
- Pareciera estar bajo efectos del alcohol o drogas.
- Presenta signos de desnutrición.
- No está peinado o muestra falta de higiene.
- Presenta signos de abuso físico o sexual. Tiene moretones, quemaduras de cigarro y raspaduras.
- Tiene dificultad para hablar el idioma del lugar o para expresarte.
- Piden auxilio a personas corrientes, a agentes de seguridad o guías de turista en secreto.
Recuerda que entre más cercano a una frontera está el lugar, más casos se pueden identificar. Si conoces a alguien que sea víctima o sospechas de algún caso, denuncia inmediatamente al teléfono 110.
Fotos: ONU, Unsplash.com