Cada año, miles de venezolanos piden una mejor calidad de vida. Su situación económica, social y profesional es soterrada por un régimen que día con día les impide alcanzar sus sueños. Ellos tienen una historia, profesión e incluso una vida entera que han tenido que dejar atrás. La misma necesidad los ha obligado a migrar a otros países, y la mayoría de ellos viajan a Guatemala.
Las hermanas Bolívar son dos jóvenes venezolanas que han venido en búsqueda de cumplir sus sueños. Ayleen Bolívar, de 28, vive una nueva aventura en tierras chapinas. “Estudié un técnico universitario en hotelería y trabajé dos años en una agencia de viajes; luego, durante algunos meses, en un hotel. Después me retiré para venirme a Guatemala’’, indicó Bolívar.
Su hermana fue la primera en viajar a Centroamérica, sin antes querer llegar a otro destino. “En principio iba a México. Ya tenía el boleto comprado y un trabajo que le esperaba; sin embargo, mi hermano intervino porque no le dio confianza mi viaje, así que tuvo que cancelar todo y quedarse un mes más en Venezuela, pensando qué iba a hacer. En ese tiempo contactó a una chica que estaba aquí, en Guatemala, porque un año atrás le había ofrecido venir a este país y por medio de ella fue que me vine para acá’’, agregó.
“Yo ejercía la enfermería. No decidí venir a Guatemala, nunca me pasó por la mente. Al principio había emigrado a Ecuador, pero no me iba muy bien, por lo que mi hermana, que ya se encontraba en Guatemala, me ayudó a venirme’’, relató Ayleen.
Lo más difícil de migrar es dejar atrás toda una vida, aunque para muchos lo más importante es la familia. “Mi núcleo familiar principal aún está allá. Mis papás y sobrinos viven de las remesas que mis hermanos y yo les enviamos, ya que la pensión que cobra mi papá, por ser jubilado, no alcanza y por la crisis económica que atraviesa Venezuela dejó de laborar”, “El próximo mes se mudarán a otro país”, agregó.
Momentos difíciles atravesaron las jóvenes venezolanas, desde empezar en diferentes empleos, recaudar dinero para la renta hasta no poder ver más a un ser querido. “En el 2017 falleció mi sobrino en Venezuela y mi pasaporte estaba vencido, por lo que no pude estar con mi familia en ese momento tan difícil’’, manifestó Ayleen.
“Es la peor situación del sistema de salud en la historia republicana de #Venezuela”, comentó Julio Castro, director de Médicos por la Salud.
Venezuela es un país que cada vez más le dice adiós a un compatriota. “Venezuela está atravesando la peor crisis económica, humanitaria y social nunca antes registrada en su historia. No hay medicinas; personas mueren día a día, por falta de medicamentos para sus patologías. No hay comida; el grado de desnutrición en niños y personas de la tercera edad es tan alto, que mueren si no reciben ayuda a tiempo. Los supermercados están vacíos y muchos han cerrado. Para adquirir comida, se compra a personas individuales que la consiguen y luego la venden a un precio extremadamente costoso’’, aseguró Bolívar.
El estilo de vida no ha sido una odisea para muchos venezolanos. “Existe la otra parte que ha logrado salir adelante, gracias a la misma situación. Los que venden comida y productos de primera necesidad, los conocidos “influencers”, también tienen un estilo de vida mejor, comerciantes que se han logrado mantener a pesar de la situación, entre otras personas trabajadoras y honradas”, explicaron las hermanas Bolívar.
Un conflicto que aún mantiene a una parte de la sociedad sin problemas. “Por último están todas las personas del gobierno, que no tienen ningún problema de los antes mencionados; ellos son multimillonarios, si es que no son billonarios. Todo lo monopolizan y obviamente no carecen de absolutamente ninguna dificultad”, dijo Ayleen Bolívar.
Para ambas hermanas vivir tres años en Guatemala no ha sido fácil, pero poco a poco llegan a cumplir sus metas. “Cuesta un poco mantener los gastos, no se puede estar sin trabajo y en dos ocasiones renuncié a las empresas donde trabajaba. Ese período de tiempo ha sido muy fuerte, porque como extranjero mensualmente hay que sacar gastos fijos como el alquiler, servicios y familia”, expuso.
“Actualmente estoy en un negocio de postres saludables llamado Vanilla Fresh, que vendo a través de Instagram. Este emprendimiento lo inicié hace un año, cuando renuncié a mi antiguo empleo”, refirió Ayleen Bolívar. “Siempre me ha gustado hornear, por esa razón me aventuré y gracias a Dios he tenido buena respuesta’’, añadió.
El país que alguna vez fue su hogar, ahora solamente se queda en el pasado. “La situación está muy difícil en mi país como para volver’’, aseguró Ayleen.
“Por el momento no está en mis planes. Mi familia se mudará a otro país y espero visitarlos durante las vacaciones en el país donde van a estar, por ello no creo visitar nuevamente Venezuela y en caso de ir algún día, será cuando pase la dictadura’’, afirmó Bolívar.
Las hermanas Bolívar cuentan con residencia temporal para seguir en territorio guatemalteco. Una nueva oportunidad de vida, experiencias y, sobre todo, tener la libertad de cumplir sus sueños. A pesar de todo, aseguraron que no olvidarán jamás sus raíces.