Aguacatán es una de las áreas con mayor índice de pobreza (81.7%), un lugar en donde lograr que los niños finalicen el ciclo escolar es una tarea casi imposible “porque los papás son de muy bajos recursos y entre estudiar o comer prefieren lo segundo”, cuenta Abelino Samayoa, profesor de esa área.
“Tienen una infancia difícil, los levantan desde muy temprano para que trabajen en la tierra, muelan el maíz o vayan a recoger leña. Llegan a la escuela sin comer, sus zapatitos rotos y con ropa sucia por el trabajo”, añade Samayoa, quien este año impartió cuarto primaria y de los 20 alumnos que empezaron, solo 7 lograron continuar.
Muchas de las familias de Aguacatán no cuentan con los recursos mínimos para vivir. “Allí sí se ve la pobreza; los más afortunados pueden comer los tres tiempos, pero otros a duras penas hacen una comida y otros no”, explica Lauriana Tupul, maestra del lugar.
Mariana era una niña “brillante”, sumamente inteligente. De su casa a la escuela recorría alrededor de cuatro kilómetros todos los días, sin la esperanza de subirse en un tuc tuc u otro tipo de transporte. Llegaba siempre con sus mismos zapatos negros, sucios por el polvo y despintados de la punta por las veces que jugaba futbol en el patio con una pelota de plástico.
“Quiero ser doctora”, respondía Mariana cada vez que Samayoa le preguntaba al respecto; “ella tenía talento”, agrega el profesor. Un día solo dejó de ir a la escuela. Al principio se creía que era por enfermedad o porque “los llevan a la costa a cortar maíz o café cuando es tiempo de la cosecha”, resalta. Pero nunca volvió a llegar.
Las clases avanzaron, la deserción era cada vez más notoria. Las aulas adornadas con papeles de colores y pintadas de celeste ahora lucían casi vacías. De cuarto primaria solo quedaban siete niños y de tercero, nueve.
“Nos acostumbramos; es duro, pero sabemos la realidad de nuestra área”, dice Yomilda, maestra de Aguacatán.
“Marianita”, como le decía Samayoa, fue un número más de los niños que dejan la escuela por falta de recursos. “Sus papás ya no podían ayudarla, pues la necesitaban para apoyar en las tareas de la casa y salir a vender al mercado”, cuenta el profesor.
Sara Tzoc, trabajadora social de Huehuetenango, dice: “Es preocupante ver cómo viven estas familias. Como Mariana hay muchos casos de niños que abandonan la escuela porque sus papás no pueden ayudarles, y eso hace que los índices de analfabetismo también aumenten”.
De acuerdo con World Vision, una de las razones de deserción se debe a que “las familias no cuentan con recursos necesarios para cubrir los gastos”.
Por ello, a través de la plataforma “Yo me uno” lanzan la campaña “Dame Una Oportunidad”, con la cual se busca apoyar a 1,500 niños y niñas de 8 comunidades ubicadas en Aguacatán, con kits escolares.
La campaña recaudará fondos a través de la plataforma “Yo Me Uno”, a la que se puede ingresar a través del portal web de https://yomeuno.com/guatemala y de la página www.worldvision.org.gt
Las donaciones estarán directamente destinadas para el apoyo a la educación de las comunidades huehuetecas de Climentoro, El Suj, Manzanillo, La Barranca, Cantón Aguacatán, Río San Juan, Llano del Coyote, y Chichoche.
Los útiles y mochilas escolares que se adquirirán con los fondos recaudados se entregarán a los niños de 10 escuelas públicas a inicios del año lectivo 2019.