Carolina ha ejercido la psicología desde hace 10 años, cada paciente es para ella prioridad y merece respeto. Sin embargo, hay historias que han marcado su vida, porque aunque sabe que no es profesional, es inevitable no sentir tristeza al ver el dolor de las familias.
Ella es una voluntaria por parte de una organización y desde junio de este año su lugar de vivienda cambió, ahora es Escuintla. Todos los días atiende a las víctimas de esa catástrofe.
“Hay días en los cuales el dolor de las víctimas me lo llevo a mi casa, porque es inevitable pensar en eso, mientras voy de camino o cuando estoy cenando”.
Uno de los testimonios que más impactó a Carolina, fue el de una mujer de 33 años. “Ella llegó a consulta, sin saber qué encontraría, estaba callada y se le reflejaba un gran dolor en su mirada. Se sentó y me dijo que lo único que diría era que amaba a su esposo y que siempre había luchado por hacerlo feliz, pero ya no estaba”.
Esa fue la primera cita que tuvo Carolina con su paciente.
Unas semanas después, la misma mujer llegó de nuevo, para decirle que tenía sentimientos encontrados, pues estaba embarazada de su esposo, pero aún lo extrañaba y la entristecía. Carolina la aconsejó para que se enfocara en las situaciones buenas y que lo recordara, por ese pequeño ser que crecía dentro de ella.
Carolina sintió que la vida de su paciente giraba hacia una mejor situación, así se sentía más tranquila.
Pero, la felicidad no duraría mucho tiempo.
Dos meses después de estar en constante tratamiento, la paciente de Carolina no llegó a la cita programada, pero no fue a la única.
Carolina preguntó por ella y nadie sabía. Hasta que un día volvió y cuando vio a Carolina, lloró y gritó: “Perdí a mi bebé, ese bebé que iba a ser la alegría de mi vida”.
La psicóloga no pudo contener las lágrimas y lloró con la joven mujer que había perdido a su esposo por una tragedia y ahora a su bebé.
Carolina ha intentado hablar con alguien para saber cómo está, pues asegura que la mujer padece una gran depresión.
Ella sabe que debe someterse a tratamiento, también asegura que las víctimas que ha dejado el Volcán de Fuego, no solo fueron las que murieron en el lugar, sino las familias que ahora enfrentan su soledad. Asimismo, aquellos que están apoyando también pasan momentos difíciles lejos de sus familias, pero que es parte de su profesión.