La década de los ochenta fue muy dura para cientos de personas en toda Guatemala. La guerra estaba presente en muchos lugares y las iglesias no eran la excepción.
El 1 de julio de 1981 asesinaron a el padre Tulio Maruzzo y el laico Luis Obdulio Arroyo Navarro.
Maruzzo llegó desde Italia, en 1960. La parroquia de Puerto Barrios fue su primer destino como encargado de las escuelas y los dos hospitales. Se le delegó la parroquia de Abacá-Entreríos, que atendía los domingos. El 28 de febrero de 1968, fue dividida la iglesia de Morales de la de Bananera y creada la de San José, el italiano fue nombrado como su primer párroco.
En ese tiempo, este templo contaba con 50 aldeas y el sacerdote las recorría por lo menos tres veces al año y las que estaban más cerca una vez al mes.
El padre era generoso, no rechazaba a nadie y pasaba horas escuchando a los campesinos. Conocía a los parroquianos por su nombre. Pero en ese tiempo, la situación social y política de Guatemala se agravaba. Las fuerzas políticas se radicalizaban y consideraban al opositor como un adversario al que había que eliminar.
“En la región de Izabal se denunció que se llevaba a cabo una injusticia relacionada con la tenencia de la tierra. Los campesinos, provenientes de diferentes partes de la república, ocupaban terrenos baldíos de la selva transformándolas en campos de cultivos. Según la ley, después de 12 años de ocupación, pasaban a ser propiedad del ocupante. La ignorancia y el analfabetismo hacían que los campesinos no se preocuparan por legalizar estas tierras. Personas sin escrúpulos se apropiaban de ellas, dado que en el Registro de la Propiedad de la capital aparecían sin dueño. Apoyados con la fuerza militar, estas personas se presentaban y despojaban de sus tierras a campesinos, a los que no les quedaba otra opción que ponerse a trabajar como peones del nuevo dueño o emigrar a rescatar otras tierras”. Documento para la beatificación de los mártires de Izabal.
Sin embargo, el sacerdote se propuso ayudar a los campesinos, para que legalizaran las tierras que cultivaban, pero esto no pasó inadvertido para los militares y comisionados que querían apropiarse de ellas. Esto motivó lo amenazaran, considerándolo un obstáculo que se debía eliminar. Al sacerdote lo acusaban de colaborar con la guerrilla. Pero, querían aprovecharse de la actividad pastoral del párroco que era muy intensa, porque siempre viajaba por las aldeas para catequizar, confesar, celebrar la misa, bautizar y visitar enfermos.
Sus superiores, temiendo por su vida lo trasladaron a la parroquia del Sagrado Corazón de Quiriguá, pero el sacerdote no estaba de acuerdo en abandonar el lugar, aunque obedeció en mayo de 1980.
Las amenazas continuaron y el 1 de julio de 1981, a las 10:30 de la noche, luego de acompañar a algunos cursillistas a su casa, en la aldea Pueblos Nuevos, fueron emboscados y asesinados, tanto el párroco Maruzzo, como quien conducía el automóvil, el laico Arroyo Navarro.
De eso, han pasado 37 años y el próximo 27 de octubre en Morales, Izabal se ofrecerá una solemne celebración eucarística, en la que el cardenal Giovanni Angelo Becciu, en su calidad de representante del Papa Francisco declarará beatos al padre Tulio Maruzzo y al laico Luis Obdulio Arroyo Navarro, por dar su vida y no callar ante lo que pasaba en el país.