Considerados como “los sapos” por los sindicados de los casos de alto impacto en Guatemala. La figura del colaborador eficaz es una de las medidas más utilizadas por las autoridades en la actualidad y también más criticadas.
La herramienta del colaborador eficaz cobró vigencia desde el 2006, luego que se aprobara la Ley Contra la Delincuencia Organizada. Se utilizó por primera vez en el caso de la muerte del abogado Rodrigo Rosenberg.
Luis Mario Paz Mejía acusó a los hermanos Estuardo y Francisco Valdés Paiz de ser los autores intelectuales de la muerte de Rosenberg. Poco antes de morir por una enfermedad terminal, afirmó que no era cierto el señalamiento y que fue presionado para incriminarlos, declarando inocentes a los sindicados.
Seguido de ello, el MP ha continuado utilizando la figura en otros casos, basándose en los artículos 91 y 92 de la Ley Contra la Delincuencia Organizada.
Según la ley, se considera colaboración eficaz a la información proporcionada por quien permita evitar la continuidad de delitos. Además, a quien conoce las circunstancias en que se planificó y ejecutó el delito.
También deben de identificar a los autores o partícipes del delito, a los jefes y a los cabecillas o directores de la organización criminal. Junto a ello, determinar el paradero o destino de los instrumentos, bienes y efectos producto de la actividad ilícita.
El premio por ser cómplice
A pesar que la figura de colaborador eficaz ya había sido utilizada por varios años, fue hasta el 2015, en el caso La Línea que se hizo famosa. En dicho proceso resaltaron Salvador González Álvarez alias Eco y Juan Carlos Monzón, quien era la mano derecha de la exvicepresidenta Roxana Baldetti.
Ambos se convirtieron los “señaladores” principales en el proceso La Línea y luego en el de Cooptación del Estado. Siendo nombrados por primera vez como “los sapos”, por el expresidente Otto Pérez Molina, quien ya estaba en prisión preventiva.
Buscaban los beneficios de una suspensión condicional de la persecución penal, el sobreseimiento en los casos, la rebaja en sus penas y una libertad condicional.
González y Monzón, describieron su participación junto al exbinomio presidencial en la estructura establecida en la SAT para cobros de impuestos. También de las comisiones recibidas de empresas y las propiedades adquiridas con dinero ilícito, entre otras descripciones.
Alias Eco fue liberado en octubre de 2017, luego de cumplir con su colaboración en los casos correspondientes. Monzón quedó libre desde el 15 de junio 2018, ambos salieron del país por motivos de seguridad.
La liberación de ambos fue mal vista por los ciudadanos, quienes en ese momento se expresaron contra el beneficio. Se criticó que los dos fueron parte fundamental de los supuestos hechos y que no pagaron lo que debían ante la justicia guatemalteca.
El deseo de muchos
Luego de ver cómo González y Monzón quedaron en libertad, en los últimos meses sindicados en otros casos han buscado el mismo beneficio. Un ejemplo claro es el proceso denominado Construcción y Corrupción, en el que resalta la supuesta participación de Alejandro Sinibaldi.
En dicho proceso, Juan Arturo Jegerlehner Morales, abogado y concuño de Alejandro Sinibaldi, se convirtió en colaborador eficaz. A él se le unió Aneliese Mercedes Herrera, exasistente del exministro, ambos declararon ante la Jueza de Mayor Riesgo “D”, Erika Aifán.
En otro proceso, Miguel Ángel Martínez Solís, exsubsecretario de Asuntos Administrativos y de Seguridad (SAAS), es otro colaborador eficaz del caso Cooptación del Estado.
Martínez Solís, es el colaborador eficaz menos conocido en dicho proceso, según su declaración en enero de 2017, estableció los contratos de seguridad anómalos con la empresa de seguridad Grupo Escorpión. Además, fue el encargado de retirar las cámaras de vigilancia del despacho de Baldetti.
A pesar que aún no ha concluido con su colaboración en el caso, fue beneficiado con arresto domiciliario a principios de octubre 2018. Este beneficio también fue otorgado para Aneliese Herrera y Jegerlehner Morales.
