Esa mañana, muchos se dirigieron a su trabajo, pero él llegó a un lugar en donde entregó todo lo de valor para poder pagar parte de sus estudios. Dio la última cuota de su graduación porque “estudiar sale caro”, dice Joaquín.
A pesar que cuenta con un trabajo “estable” (porque en un call center nadie está libre de una mala auditoría o de un despido) simplemente es insuficiente. Graduarse es el último paso, pero “sin dinero no hay birrete ni diploma”, alcanzar ese sueño puede costar más de Q15 mil.
Aunque sabía sobre los empeños le parecía de “gente mayor”, quienes tenían deudas que pagar o necesitaban dinero rápido. No consideraba que en la juventud se tuviera joyas o algo de valor para poder empeñar.
“Se me ocurrió que podía probar con el anillo de graduación de bachiller para ver cuánto me ofrecían. Junto con mis otros cuatro amigos los empeñamos y con eso logramos completar el pago”, relata Joaquín. Por el mismo, le dieron Q3 mil 500, ahora tiene un plazo de año y medio para pagar y recuperarlo.
La crisis económica obliga a los guatemaltecos a recurrir a casas de empeño y de préstamo para obtener fondos, ya sea para algún gasto extraordinario o adquirir el bien añorado. Sin embargo, muchos desconocemos el infierno que puede convertirse esta decisión.
La queja más recurrente
Lo que se reporta es que dan la información incompleta o los intereses no responden a lo establecido. En noviembre de 2014, se dispararon las quejas contra una popular casa de empeño, por lo cual el 9 de diciembre de ese año efectuaron una verificación en sus oficinas, pero se negaron a brindar información a la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (DIACO).
Debido a esa situación, la entidad estatal estableció la multa de Q114 mil por obstrucción. No obstante, la máxima autoridad administrativa del Ministerio de Economía, a finales de 2015, durante el Gobierno de transición, debido a un recurso de revocatoria, suspendió la sanción con el argumento de que la DIACO no siguió el debido proceso.
De acuerdo con la DIACO, mensualmente reciben alrededor de dos denuncias formales, sin tomar en cuenta aquellos que lo hacen a través de las redes sociales de las instituciones que brindan el servicio. Las inconformidades van desde que les dan un cheque, pero no se puede cambiar, hasta que los obligan a firmar un contrato y pagarés prefechados y al final terminan pagando una gran cantidad de dinero.
Artículos más solicitados
Televisión, teléfonos, tabletas, motocicletas, línea blanca, joyería, electrodomésticos, consolas, computación, audio e instrumentos musicales.
Según la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), la actividad de las casas de empeño no está regulada y más bien se sujeta a las fuerzas de mercado. “Cada una tiene sus propias reglas, sus criterios y parámetros de cuánto dar, el valor que establecen a la garantía que les dejan y en función de eso otorgan el crédito”.
Riesgos de empeñar
Intereses altos y el avalúo puede ser muy bajo.
Períodos de pago y las cuotas a pagar mensualmente que no se adecuan a la necesidad de quien empeña.
No recuperar el artículo que se dejó en prenda.
Algunas sugerencias
Exige la información clara y oportuna.
Lee todos los documentos y contratos, incluyendo la letra pequeña.
Si ves algo irregular, presenta tu queja, en particular lo que se trate con intereses que no están claros.
El portal español, Eroski Consumer, refirió que en muchos países, en los últimos años con la crisis económica, han proliferado las casas de empeño y las dedicadas a la compra de oro. Son utilizadas cuando los ingresos de las familias disminuyen, por los cuales vender una joya o ceder temporalmente un bien de valor resulta una alternativa para tener efectivo hasta fin de mes.
Señala que funcionan de manera similar a los Montes de Piedad, pero el dinero que prestan se reduce al 60 o 70 por ciento del valor del bien aportado. Añade que si no se devuelve la cantidad que se prestó, la casa de empeño se queda con la joya, pero no entrega el dinero de más que se pueda conseguir en la subasta.