Una estafa realizada por dos campesinos de Sayaxché, Petén, hace 15 años es el detonante para una movilización masiva que amenaza la estabilidad laboral y supervivencia de miles de peteneros. La historia de invasión, quema y destrucción de puestos de trabajo se repetirá una vez más en Guatemala, donde nadie hará nada.
Lejos del bullicio de la ciudad, del lugar donde las grandes decisiones se toman, un grupo de campesinos reclama justicia. Justicia por una estafa que dos coterráneos les hicieron cuando Óscar Berger Perdomo se estrenaba como Presidente.
Los Morales son mañosos
La banda presidencial de Berger aún estaba tibia cuando dos peteneros, Rafael y William Morales hicieron el negocio de sus vidas. Compraron tierras a campesinos, para luego revenderlas a los grandes terratenientes.
La idea era buena, los más pobres recibirían dinero por sus parcelas, mientras que los agroindustriales generarían empleo y desarrollarían el sector. Y así, se hizo el negocio en el que todos firmaron. Campesinos, los Morales y los empresarios recibieron lo que querían.
Unos, tierra para desarrollar el cultivo de palma, otros dinero por sus tierras y “los Morales”, una jugosa ganancia por un negocio en el que poco tuvieron que hacer. Y así la zona comenzó a desarrollarse y las familias de Sayaxché lograron un empleo estable.
Sin embargo, cegados por la avaricia y la oportunidad de ganar más un detalle quedó pendiente. “Los Morales” habían dejado un cabo suelto, una deuda con los campesinos antes de desaparecer del poblado.
Los Morales se habían ido con el último pago de las familias. Dejaron de pagarle a los campesinos y se fueron con el dinero de la reventa de las tierras, lo habían hecho sin remordimiento. Compraron sus tierras, les cobraron Q5 mil en gastos de escrituración y les quedaron a deber en el caserío Las Pacayas, de Sayaxché.
Los Morales o pagan, o quemamos
Hoy la estabilidad económica de Sayaxché está en cuenta regresiva. La deuda de “los Morales” va a pasar factura, y una que se pagará con sangre, sudor y lágrimas. Las más de 60 familias afectadas han decidido que 15 años son suficientes de esperar para que “los Morales” se pongan al día. Y han presentado un listado de exigencias mínimas para que se solvente la deuda.
Primero quieren que “los Morales” paguen a todas las familias que les quedaron debiendo y que se les reintegren los Q5 mil que les descontaron por gastos legales. Además, exigen un pago extra de Q10 mil por manzana vendida, como compensación por el atraso y que “los Morales” den la cara, se presenten a Las Pacayas y se haga justicia.
De no cumplirse con estas condicionantes, la comunidad ha dejado muy claro que las medidas de hecho serán una realidad. Primero habrá bloqueo de carreteras, luego una invasión y posterior corte y quema de las plantaciones de palma.
Los afectados por la estafa de “los Morales”, serán tanto los empresarios como los trabajadores. La violencia y destrucción de las fuentes de producción lograrán detener el progreso en la comunidad.
Los que no sean quemados, golpeados o asesinados por los enardecidos pobladores, se sumarán a los miles de inmigrantes, que deberán viajar a Estados Unidos para buscar una mejor vida. Condenados a morir dentro de un contenedor, deshidratados en el desierto o engañados por un coyote, que como “los Morales”, nada les importa lo que suceda con ellos.
Los que se queden se sumarán a las escuetas estadísticas de desempleo, pobreza y miseria. Pero los más pequeños, serán condenados a vivir sin haber desarrollado su potencial físico y mental, y todo gracias a la estafa de “los Morales”.