Ellos con sus propias manos salieron a ayudar, sin importar el riesgo que existía. Realmente son unos ¡héroes sin capa!
Los cuerpos de socorro son parte importante y fundamental de nuestra sociedad. Ellos están allí cuando la población los necesita, cubren tragedias, desastres naturales, etcétera. Pero lo más importante son seres humanos dispuestos a arriesgar sus vidas por nosotros.
Estas son dos historias de las miles de todos aquellos rescatistas que arriesgaron su vida por salvar otras en la zona cero, ubicado en las faldas del Volcán de Fuego. Sin duda alguna, el relato de estos dos héroes es el reflejo de muchos de sus colegas.
Cecilio Chacaj, de 31 años, es un rescatista con 12 años de experiencia. Se inició como bombero municipal de Chichicastenango en Quiché. Actualmente trabaja en la división de San Lucas Sacatepéquez.
“Mi impresión fue impactante al ver la magnitud de la emergencia, mirar a familias enteras que perdieron su vida, me marcó”. Cecilio comentó que al escarbar para buscar personas con vida lo único que lograban encontrar bajo los escombros era “cuerpos de niños calcinados, casas destruidas, personas petrificadas, pero a pesar de ello teníamos esperanzas de encontrar a alguien vivo”.
Cecilio desconcertado expresó que nunca en su años de servicio había visto algo como esto. “Para mí esta fue una experiencia muy dura y espero nunca ver a mi país otra vez así”.
José Manuel Paredes ha sido bombero voluntario por más de 17 años, actualmente se encuentra en la 29 compañía de los bomberos voluntarios de Amatitlán.
“A los primeros 10 minutos de subir a la zona cero, encontramos a una persona calcinada sobre una vivienda”. Para José Manuel, a pesar de tener mucha experiencia como rescatista, esa primera imagen fue impactante. “Nos llevamos el cuerpo y regresamos porque habían otros dos soterrados”.
Una de las dificultades que más les obstruyó el trabajo fue el ambiente. “Se complicó la tarea de rescate cuando se nos empezó a despegar la suela de los zapatos, ya que el suelo estaba muy caliente”.
Para Paredes esta tragedia ha sido una de las más duras y siempre lo tendrá presente. “He tenido muchas experiencias que me han marcado, una de ellas fue cuando rescatamos a nuestro compañero Aníbal Archila en las faldas del Volcán de Pacaya. Otra fue en el terremoto de El Salvador; recoger cadáveres de niños y personas de la tercera edad fue muy duro, pero sin duda esta tragedia que mi país sufrió será una de las más fuertes y que nunca olvidaré”.
Ellos son personas normales, pero que tienen claramente su propósito de vida y es servir a quien lo necesita. ¿Todavía crees que no son héroes sin capa?