Colaboración desde Nicaragua: Cindy Regidor
Se registran al menos once personas muertas, incluyendo un periodista, decenas de heridos, incendios y saqueos. Las protestas en todo el país se dieron, primero, contra las reformas al sistema de Seguridad Social, y luego, con mayor convicción, contra la agresión y represión por parte de la Policía Nacional y las fuerzas de choque conocidas como Juventud Sandinista. El Presidente Daniel Ortega justificó las reformas y aceptó dialogar con la empresa privada, esta última se niega a dicho diálogo si antes no cesan la represión y la censura.
Nicaragua vive su cuarto día consecutivo de protestas protagonizadas por la ciudadanía que se pronuncia en contra del gobierno y de la decisión de aprobar un paquete de reformas al sistema de pensiones, el cual afecta a la empresa privada, jubilados y cotizantes. El gobierno ha ordenado la censura de canales de televisión independientes -uno de ellos continúa fuera del aire – y ha enviado a fuerzas de choque que agreden a manifestantes a la vista de oficiales de la Policía Nacional, quienes también se encargan de sofocar las marchas con gases lacrimógenos, balas de goma y armas de fuego, reportan medios locales e internacionales.
En horas de la noche murió el periodista Ángel Gaona en la ciudad de Bluefields cuando transmitía en vivo desde su celular. Se registran así, al menos once personas muertas y decenas de heridos, incluyendo una docena de periodistas a quienes, además les han robado o destruido equipos. La noche del viernes y sábado el ejército fue desplegado en algunas zonas del país.
En el centro de la capital, en la Catedral de Managua, antimotines reprimieron a jóvenes que recolectaban víveres para los manifestantes, mientras otros oficiales policiales en las calles aledañas requisaban vehículos particulares y sustraían agua embotellada y otros productos. Situaciones similares se dieron en universidades públicas y privadas. Se registraron cortes momentáneos del fluido eléctrico en lugares donde se encontraban aglutinados protestantes, como en dicho templo y en las ciudades de León y Masaya.
Por otro lado, se registran múltiples incendios y destrozos en todo Nicaragua: en la capital varios de los llamados “árboles de la vida”, estructuras metálicas símbolo del gobierno actual, así como vallas publicitarias del presidente y la vice presidenta fueron destruidos, botados y quemados; se reportaron incendios en dos radioemisoras, una oficialista y otra independiente, tres alcaldías, un recinto universitario y una patrulla policial fue también quemada. Hasta el momento se desconoce la cifra exacta de daños materiales a nivel nacional, pero se estima que ya asciende a millones de dólares.
En Nicaragua las principales cámaras empresariales del país llamaron al diálogo y rechazaron las acciones represivas hacia manifestantes, a la vez que convocaron a una marcha por la paz este lunes 23 de abril. Dirigentes de la Iglesia Católica llamaron al cese de la represión contra los manifestantes y pidieron que se logre un diálogo para buscar soluciones.
La noche del viernes la Vice Presidenta de la República Rosario Murillo anunció que dialogarían con la empresa privada para renegociar las reformas al sistema de pensiones. Murillo ha insistido en culpar a un grupo de personas que llama minúsculo.
Diversos grupos de manifestantes han expresado que rechazan un diálogo que gire únicamente en torno a las reformas a la Seguridad Social y en donde participen exclusivamente el sector privado y el gobierno, como ha sido la tónica en los últimos diez años. En cambio, piden un diálogo que abarque temas como la represión y censura, democracia e institucionalidad, la destitución de los dirigentes de la Policía Nacional y el Ejército de Nicaragua, entre otros temas. Una parte de los manifestantes ha expresado que el diálogo ya no es suficiente y pide elegir nuevas autoridades del país.
El presidente Ortega se pronunció este sábado a mediodía. Dijo que quienes protestan son una minoría y atribuyó las muertes a “pandillas” que “siembran el terror y la inseguridad”. Acto seguido, justificó las reformas a la Seguridad Social, reiteró que están dispuestos a dialogar para valorar la aplicación e inclusive modificación de las medidas tomadas y adelantó que la cámara de empresas privadas había aceptado la invitación. No se refirió a la censura aplicada a medios locales independientes, ni a la represión ejercida por cuerpos policiales. El pronunciamiento de Ortega se dio mientras en las calles continuaban las protestas, represión y agresiones hacia disidentes.
Poco después, la cámara más importante de la empresa privada desmintió a Ortega a través de un comunicado en que manifestó su “total respaldo” a jóvenes y población que se han movilizado pacíficamente, a la vez que aseguró que no habrá dialogó con el gobierno a menos que cese la represión y la censura.
Tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se pronunciaron ante los hechos en Nicaragua haciendo un llamado a la paz y respeto a libertad de expresión. Nicaragüenses en el exterior se congregaron en los consulados en Miami, Florida, EE.UU., Madrid, España y San José, Costa Rica para sumarse a las protestas contra el gobierno y pedir paz.