Ambos amasaron fortunas inimaginables, en un país donde la gran mayoría vive en la pobreza. No fue su arduo trabajo, sino más bien su habilidad para manipular la “cosa pública”, la que les llevó a unas vidas de lujo y riqueza con dinero ajeno.
La enigmática fotografía de Luis Gómez y Manuel Baldizón en una venta de relojes en Miami, confirmó lo que para todos era un secreto a voces. La mancuerna tenía nexos que trascendían el ámbito nacional.
Un Rolex, el premio de consolación para el derrotado candidato presidencial los evidenció. “Yo solo acompañé a Manuel a ver un reloj, nada más”, dijo el ex dirigente de la Asociación de Empresarios de Autobuses Urbanos (AEAU).
Pero, la realidad es que los nexos entre ambos se remontan a más de una década atrás.
La corrupción los hermana
En el 2007, cuando Manuel Baldizón era un diputado en el Congreso, promovió de forma persistente, una reforma al proyecto presupuestario 2008. En al artículo 44, punto número 6, el parlamentario dispuso modificar el aporte que el Gobierno debía dar al transporte público.
Se debían adicionar Q266 millones para el subsidio que recibían los transportistas. Además, se incrementaría en Q65 millones los fondos del fideicomiso del transporte público, mientras Luis Gómez presidia la AEAU.
Así se selló una amistad que los llevaría de millonarios a multimillonarios. Y a construir, cada uno en su espacio, una rosca de poder, dinero e influencias.
Por un lado, Manuel Baldizón se granjeaba poder político y un aliado para presionar a los gobiernos de turno. Mientras que, Luis Gómez, la entrada a las grandes ligas de los millonarios negocios sin supervisión estatal.
El primero decidió invertir su fortuna en empresas dedicadas al turismo y comunicación. Mientras, que el segundo terminó de acorralar a los miembros de la asociación de transportistas para hacer su voluntad.
El negocio era redondo y de beneficio para ambos, dinero y poder los hermanaban ahora.
Así financió su campaña
Socios de la Asociación de Transportistas denunciaron, en repetidas ocasiones, que los fondos del subsidio al transporte servían para financiar campañas políticas. Les descontaban Q1 mil 566 del aporte gubernamental que llegaba entonces a Q7 mil 193 por autobús.
Gómez retribuía el favor a Baldizón, por haberle incrementado el aporte a la AEAU, de la mejor manera. El dinero del subsidio era desviado para financiar la campaña política de Manuel Baldizón.
Por su lado, Gómez hacía crecer el patrimonio familiar con la compra de bienes como casas, departamentos, fincas y ganado. Todo a nombre de sociedades vinculadas a su hermana Reina María Gómez.
Todo pintaba bien para los socios, pero el resultado inesperado de los comicios de 2015 puso en aprietos el negocio. Manuel Baldizón no llegó a convertirse en el Presidente de Guatemala y Luis Gómez dejó la presidencia de la AEAU.
El malestar y descontento entre los socios de Gómez y los financistas de Baldizón, los llevó a viajar a los Estados Unidos. Allí las heridas de la derrota solo podían consolarse de una forma, gastar el dinero malhabido.