Eran las dos de la tarde en la Gran Manzana, de pronto una tejedora apareció en Times Square, al mismo tiempo un taxi con la imagen del Gran Jaguar, llegaba de noche al aeropuerto de Múnich y en San Francisco, el City Bus llevaba a un centenar de turistas al Palace of Fine Arts, tapizado con el Arco de Santa Catalina.
Quienes fueron testigos de estos sucesos, sintieron la piel chinita de ver a “Su Guate” en las grandes ciudades. Y rápidamente subieron, a sus redes sociales, imágenes del momento cuando “Descubre el País Secreto” pasó frente a ellos.
A otros en cambio, esto les provocó indignación y molestia. Sintieron que se estaba mercantilizando la imagen de la mujer indígena y corrieron a presentar un amparo en contra de la campaña publicitaria.
Los US$3.9 millones de la discordia
De acuerdo con el amparo presentado por el Consejo del Movimiento de Tejedoras, el uso de la imagen de una mujer trabajando en un telar, mercantiliza la imagen de las tejedoras guatemaltecas y estas no reciben ningún beneficio por el uso de la misma. “El INGUAT debería darnos los fondos para ayudarnos, si no de aquí a unos 20 años vamos a desaparecer”, asegura Teresa España, miembro de la organización.
Juan Jeremías, abogado que representa a la agrupación de tejedoras, asegura que el INGUAT está lucrando con la imagen de las mujeres y estas no reciben ni un centavo a cambio de la explotación de su imagen. “Queremos que se reconozca el trabajo de las mujeres tejedoras y que se les dé lo que corresponde, pues el INGUAT gana mucho dinero y de eso no le dan nada a las tejedoras”.
Sin embargo, utilizar la imagen de Tejedoras, el Gran Jaguar o el Arco de Santa Catalina forma parte del plan de promoción de país que implementa el INGUAT, para atraer visitantes. “En ningún momento se está mercantilizando o atentando contra la integridad de nadie”, asegura Kary Teni, abogada del INGUAT.
Patrimonio o explotación
Lo que para las tejedoras y su representante es una explotación, para la abogada Karen Fischer no es más que la utilización del patrimonio nacional para generar turismo. “Las tejedoras no pueden alegar derechos, pues los tejidos no los inventaron ellas y son propiedad de todos los guatemaltecos”.
Por otro lado, la agrupación de tejedoras tampoco representa a todas las tejedoras del país, por lo que una solicitud de este tipo no es válida. “Con esto más pareciera que hay un grupo de personas queriendo sacar provecho de una situación y no verdaderamente una preocupación genuina”.
Jeremías no dice, ni tiene claro a cuántas tejedoras representa la agrupación denunciante, pero asegura que la campaña del INGUAT pretende cosificar a los pueblos mayas y particularmente a las tejedoras.
Además, omite hablar sobre el ingreso de la venta de los tejidos, artesanías y salarios que los turistas pagan al visitar nuestro país. “De una forma u otra, hasta las tejedoras reciben los beneficios de la promoción turística”, afirma Fischer.
No hay una legitimidad, pues ellas se están atribuyendo una representación que no tienen. Kary Teni, abogada del INGUAT
Del telar al Gran Jaguar y el Lago de Atitlán
Lo planteado por el Consejo del Movimiento de Tejedoras abrió el debate sobre lo que es el patrimonio nacional y la propiedad del mismo. El amparo podría ir más allá y abarcar situaciones más complejas, como el uso de imágenes de monumentos nacionales, asegura Fischer.
Imaginemos que una agrupación de trabajadores de piedra asegure que utilizar el Gran Jaguar no es correcto, pues atenta contra los derechos de su organización, o que fotografías del Lago de Atitlán no pueden utilizarse pues es un icono sagrado. “Todos somos guatemaltecos, estos son los símbolos de nuestro orgullo y con los que queremos que el mundo nos conozca”.
Jeremias ha centrado sus esperanzas en el fallo de la Corte de Constitucionalidad y asegura que “ellos nos darán la razón y verán nuestro punto”.
Entre tanto, en las grandes ciudades europeas, de Norte y Suramérica, un taxi, un bus, una valla y hasta un tren seguirán vendiendo el “País Secreto”. Uno donde el gran secreto es que aquí, de todo se puede sacar provecho.
Conoce aquí la campaña del INGUAT