Más que un simple aficionado o jugador empírico, Jesús Gil y Gil es recordado debido a su paso por la dirección en el fútbol español, en específico en el Atlético de Madrid que hoy está con cara larga por el cambio de sede para la siguiente temporada. Además de una acelerada y polémica vida política.
En el deporte amateur jugó como defensa central y su amistad con Vicente Calderón le abrió muchas puertas. Algunos de sus amigos lo califican como extremo y otros no lo recuerdan precisamente como amigo.
Gil fue empresario, político y directivo. Nació en Soria y es el primero de cuatro hermanos que provenían de una familia de limitados recursos y con un padre que falleció cuando tan solo tenía 16 años. Un duro suceso que lo obligó a tomar las riendas de su familia, pero de una manera muy diferente al que se puede creer.
Esta situación no lo alejó de la ambición que lo caracterizaba. Desde 1961 se casó y crió a tres niños y una niña. Su pasión e intereses lo llevaron al negocio de la construcción. Debido a un accidente en su primera edificación, fue condenado a cinco años de prisión pero al año fue indultado. Pero ¿qué tiene de relación esto con el club colchonero y el fútbol?
El peor error de Gil y Gil
En 1991 el Atleti ganó su primer título en la era de Jesús. Así comenzó buena parte de la aventura. Llegó también a tomar posesión en el ayuntamiento de Marbella. Convenció al pueblo de sus planes y los envolvió hasta ganarse la absoluta confianza.
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La institución deportiva fue su primer caso polémico. Fue acusado de desviar 450 millones de pesetas para insertar publicidad en las camisolas del equipo. Fue condenado por segunda vez. En esta ocasión a seis meses de arresto y 28 años años de inhabilitación.
Suscitaron varios casos más, pero en 1992 recibió el mote como mayor accionista de la Sociedad Anónima Deportiva del Atlético. De su mano la plantilla vivió un momento importante en la historia, su doblete entre Liga y Copa.
El tipo no era nada cordial
La imagen que creó la prensa sobre él lo hacía ver soberbio, prepotente y déspota. Por algunos conflictos, insultos y difamaciones hacia el presidente del Real Madrid, en aquel entonces, Ramón Mendoza y árbitros de su época, la UEFA decidió volver a castigarlo. Otra vez lo dejaron sin posibilidades de involucrarse en actividades oficiales de la disciplina.
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Su vida fue sin duda una de las más atractivas para los medios, que de manera constante recibían noticias en torno al personaje. ¿Se han imaginado en un túnel sin salida? Así transcurrían los días de este hombre que hoy es muy recordado.
El infierno continuó y los casos de corrupción dormían a su lado. Su estrepitosa caída se vivió como La crónica de una muerta anunciada y en 1999 la tablilla que lo sostenía, no soportó más.
Las deudas lo dejaron en absoluta sequía. Las autoridades le devolvieron sus acciones para hacer una ampliación en el club pero las decisiones que tomó lo llevaron al lado oscuro del deporte. Su singular y extrema forma de vivir lo llevaron al límite y tanto tiempo después sigue siendo elemento fundamental para el club.
Jesús vivió infinidad de situaciones en el estadio Manzanares. Fue su casa, como la casa de muchos jugadores que hicieron historia en el hoy tercer club más seguido por la afición en el fútbol español.
Los empresarios tienen planificado derribarlo en el año 2018, construir una serie de edificios y complejos familiares en el mismo lugar. Finalizó la temporada y con ella un ciclo de vida inmenso en emociones para los colchoneros que tendrán que hacer del Wanda Metropolitano su nuevo hogar.
Con este capítulo seguramente también se pondrá punto y aparte a la memoria de Gil, que sigue estando en cada pasillo, pared, butaca y camerino. Se dejará en el pasado y comenzará una nueva era para el club que espera proezas en el césped y un nuevo comienzo.