Francisca Noj García tiene 81 años de edad y Juan Francisco Vicente, 75. Hasta hace unos días, no tenían casa y sus pertenencias eran un techo de plástico, láminas rotas y una cama. Con la avanzada edad de estos esposos, se les hacía muy difícil salir adelante y no contaban con el apoyo del Gobierno ni el soporte de sus familiares.
La covacha donde residían no tenía ni siquiera servicio de energía eléctrica y no cubría nada de la lluvia y el frío.
Viven en la 13 calle, en el último callejón de la zona 4, en el lugar conocido como Cantón Perú, en el departamento de Retalhuleu. Compran su comida con lo poco que don Francisco pueda generar cortando leña. Unos días Q30, otros Q40. “Aunque sea para nuestra comida”, dice el hombre visiblemente cansado.
Doña Francisca padece ceguera, sordera y los males típicos de su avanzada edad. Su andar es corto, pesado, lleno de dolor; don Francisco, aunque más joven, también siente el peso de los años en sus hombros.
A la abuela Francisca se le hace imposible trabajar pues tras haber perdido la visión, desde hace dos años ya no puede “lavar ajeno” ni cocinar y vender comida, como hacía antes. Su esposo trabaja el campo y es jardinero, pero con su avanzada edad y las restricciones propias de la pandemia, por ser adulto mayor no consigue trabajo.
Al menos el amor no falta. Don Francisco le repite a su esposa, que si estuvo con ella cuando fue joven y bella, estará con con más motivos ahora en la vejez.
El futuro de esta pequeña familia era el peor, pero por fortuna, llegó a ellos la joven retalteca, Celeste Guzmán, quien se dedica, junto a otros jóvenes a ayudar en estos casos. Su grupo llamado “Good Chapin 2 Reu” ha llevado 45 casos más y se organizaron de tal forma que les construirían una casa.
Así inició su historia:
Lo prometieron y cumplieron. “Gracias a Dios y el apoyo de muchas personas se logró recolectar dinero suficiente para construirles una casita digna”, cuenta Celeste a Relato.Gt. La casa es ahora una mansión para estos dos abuelitos que vivían cubriéndose con plásticos viejos y sin paredes.
Durante meses, los jóvenes reunieron dinero y con voluntariado de todo tipo, botaron la covacha vieja y construyeron una casa de block para los abuelitos.
Sin embargo, los abuelos no pueden trabajar y es necesario ayudarlos aún más. Los jóvenes les llevan alimentos constantemente, pero los esposos necesitan vitaminas, leche y medicina para curar la gastritis que un día el hambre dejó en sus cuerpos.
Súmate y apoya
Ambos necesitan también atención médica constante. Los jóvenes “Good Chapin 2 Reu” han pagado el servicio de un médico oculista para la abuela y reúnen dinero para operarle un ojo y que recobre un poco de visibilidad (el otro, los médicos lo han dado por perdido).
“Si en tu corazón está apoyarlos puedes hacerlo para poder comprarles víveres, comida, leche y medicinas, especialmente Esomeprazol”.
Celeste Guzmán
Para apoyarles puedes comunicarte al teléfono (502) 51153414, para organizar entrega de muebles, ropa o víveres.
También, puedes hacer un donativo a la cuenta monetaria No. 582001219-2 del Banco Industrial a nombre de Amparo Celeste Guzmán Zepeda.
Los jovenes retaltecos ya han hecho un trabajo excepcional y les han dado una oportunidad de vivir dignamente a esta amorosa pareja. Es momento que, como sociedad les apoyemos en su lucha y unamos esfuerzos por estos ejemplares abuelitos.