Karla Pérez es una atleta olímpica de gimnasia que en 2018 ganó medalla de bronce en las olimpiadas juveniles, pero en 2019 su vida cambió. En 2017, antes de coronarse sufrió una caída en la viga de entrenamiento durante una práctica, en ese momento recibió asistencia de los médicos del Comité Olímpico, quienes le dijeron que solo debería recibir unas terapias y continuaría trabajando.
Karla cumplió con lo dicho por los doctores y continuó entrenando con frecuencia, lo que la llevó a ganar la medalla olímpica. A pesar de que ya había recibido las terapias necesarias continuaba con mucho dolor en la columna vertebral, por lo que su mamá pidió la opinión de otro médico de la federación, quien le dijo lo mismo que el anterior, que únicamente era una leve lesión que requería de terapia.
Meses después el dolor no paraba. Debido a esto, su mamá Arelis Blanco, acudió a otros doctores, quienes le dieron un diagnóstico diferente al indicado por los médicos que atendieron a Karla en la federación. Según dijeron la atleta sufrió una fractura de dos vértebras.
De acuerdo con Arelis, los galenos del comité luego diagnosticaron a Karla con una lesión congénita, la cual no podía ser tratada.
Luego de casi dos años de la lesión el dolor continuaba siendo constante, por lo que en abril del 2019, Karla se retiró de los entrenamientos para reposar un tiempo. Pero lo que no se imaginaban era que en octubre de ese mismo año citarían a sus papás a una entrevista en el Comité Olímpico en donde les pedirían que la atleta se retirara oficialmente, así como le quitarían la beca y el seguro de vida con el que contaba.
Un viaje en busca de la esperanza
Debido a todo lo ocurrido en Guatemala, Karla y su familia emprendieron un viaje en busca de ayuda médica. El 2 de marzo de 2020 viajaron a Los Ángeles, California, con el objetivo de contactar a especialistas que pudieran ayudar a que la joven regresara a ser la atleta que una vez fue.
Pero debido a todo lo ocurrido con la COVID-19, actualmente no se encuentran atendiendo en los hospitales ninguna enfermedad que no sea relacionada con coronavirus o una emergencia grave. Por lo que, en los últimos 6 meses, Karla no ha podido acudir a algún centro de salud para que puedan atenderle los problemas en las vértebras.
Para sobrevivir todos estos meses en Estados Unidos, los padres de Karla se han esforzado muchísimo y trabajan día y noche. Su papá labora en un banco y la madre trabaja múltiples jornadas en un supermercado. Todo con el objetivo de poder ayudar a su hija y mantener a la familia.
Postura de la Federación nacional de Gimnasia
De acuerdo con representantes de la Federación Nacional de Gimnasia, a Karla sí se le brindó toda la ayuda necesaria. Expresaron que los médicos que se encargaron del diagnóstico de la atleta no eran precisamente de la federación, sino que fueron enviados por el Comité Olímpico.
El diagnóstico de la lesión, según los médicos del Comité Olímpico, era un problema congénito que limitaba su capacidad para continuar practicando gimnasia. Pero, desde la federación indicaron se le apoyó para que continuara realizando otros deportes menos exigentes.
De igual forma, la Federación Nacional de Gimnasia resaltó que durante los años que la atleta formó parte del grupo de gimnastas se le brindó toda la ayuda que necesitó, como educación, ayuda con equipo técnico, entre otros.