Aunque no sea recomendable hacerlo en el ámbito periodístico, me atreveré a advertirte que si eres una persona machista, este relato no es para ti. Quien se tome el tiempo de conocer a Carol Oliva debe saber que encuentra en ella un personaje que aporta al verdadero desarrollo del deporte nacional.

“En guerra anunciada no hay muertos”, reza el dicho. Si te atreves a leer la historia de esta joven árbitra debes quitarte el traje de los prejuicios y dar el reconocimiento a una mujer que decidió vencer los estereotipos sociales y abrirse campo en el fútbol de Guatemala.
Carol Veraly Oliva Torres tiene 26 años. Es originaria de Gualán, Zacapa y ocupa buena parte de su tiempo dando clases de educación física en la escuela de una aldea cercana. Está a poco de cumplir seis años en el arbitraje y recientemente recibió un importante nombramiento como parte del cuarteto que dirigió en Primera División el partido entre Aurora y Carchá.

Su nombre comenzó a rebotar en el ambiente. Ya se le conocía porque en 2016 recibió junto a otras representantes de la profesión el gafete FIFA que las acredita como árbitras internacionales. Su gran labor en la Tercera División les permitió llegar a una esfera más alta en la disciplina.
El enganche
Esta joven comenzó en el mundo del arbitraje porque hace algunos años, cuando recibía clases, vio de lejos a un grupo de silbantes entrenando. Le llamó tanto la atención que se inscribió a los cursos.

Me enganchó al arbitraje lo que se siente dentro de la cancha. Nadie entiende cómo se vive, pero es una experiencia única.
A Carol, le gusta tener el control de la situación. Si el trabajo se hizo bien o mal recae en el árbitro y por eso decidió permanecer en la lucha. También, la hizo decidirse por no ser una asistente de cancha.
Rompiendo patrones
La zacapaneca, casada y creyente en Dios, ha trazado su camino en el arbitraje con mucho entusiasmo y compromiso. Está consciente de lo que representa abrirse campo en un ambiente controlado por hombres.

A lo largo de su carrera ha recibido varios nombramientos a nivel nacional e internacional. Ha figurado en torneos Interclubes femeninos, Copas en Dallas y distintos cursos. Además, en casa ha sido llamada a duelos de Tercera División y ahora también a Primera.
Mi sueño es representar a Guatemala en un evento muy importante a nivel internacional.
Carol es una mujer perseverante y luchadora. No presta atención a las críticas que no construyen. Además, se interesó por años en otra disciplina. Representó a Zacapa en certámenes nacionales de atletismo. Su condición física le permitió hacer un buen papel en esta nueva faceta.

El gusto por correr y ahora arbitrar en fútbol nació de su propio corazón. Ningún familiar o incluso su esposo entrena algún deporte. Pese a ello, el apoyo de sus seres queridos jamás ha faltado.
Si te dejas llevar por lo que digan, no llegas a ningún lado. Lo importante es creer en uno mismo.

Su llegada al arbitraje en Guatemala ha representado un gran reto para esta réferi. Pese a que hay más apertura, aún son pocas las mujeres que se atreven a cambiar la historia.
Foto de portada cortesía Soy502.