Francis, de 54 años, viaja frecuentemente a Estados Unidos, con el objetivo de trabajar y ganar un poco de dinero. Llega con una amiga que tiene una compañía de limpieza y le da trabajo, sin embargo, por la situación actual creada por el Covid-19 dejó en paro las labores.
Ella es originaria de Villa Nueva, o bueno, es donde vive cuando está en Guatemala. Tiene 2 hijas y un esposo del cual está separada, a quien reconoce no la ha desamparado, pero actualmente también está desempleado.
“Estoy separada y por la edad que tengo, en Guatemala ya no me dan trabajo; tengo una carrera única que no me sirve de mucho aquí”, comentó.
Al tener en paro las labores, Francis se quedó con US$10 en el bolsillo, con la incertidumbre de no saber cómo sobrevivir. Ella llegó a Washington con la intención de trabajar, ahorrar dinero y volver a Guatemala; luego, dejar pasar un tiempo y volver para no perder la visa y poder ver a su familia.
“Estaba recién llegada, trabajé dos semanas y eso sirvió para pagar la renta y mandar un poco de dinero a Guatemala porque según yo iba a seguir trabajando, pero no. Poco a poco nos fueron cancelando todas las casas que limpiábamos; empecé en otra compañía y solo trabajé un día porque también la cancelaron”, explicó Francis.
Comentó que salió de Guatemala con su boleto y lo necesario para el camino, con la esperanza de que aquí pronto ganaría dinero. Lamentablemente, por el paro, Francis se quedó con solo US$10 en el bolsillo, por lo que no sabía cómo iba a sobrevivir en el extranjero.
La decisión
Ante la situación que estaba viviendo se acercó a mediados de marzo a un consulado en Des Moines, cerca de donde vive, pero para ese entonces ya estaba cerrado. Llamó varias veces, pero nadie respondió; entonces, una amiga le dio el link https://bit.ly/2x9Ym9a del Ministerio de Relaciones exteriores, donde llenó una forma.
“Me dijeron que me pondrían en una lista de espera, pero me di cuenta de que volver a Guatemala en ese momento no era lo mejor y decidí quedarme un tiempo aquí. Para cuando ellos me contactaron ya había iniciado un trabajo y vi si podían proporcionar otro tipo de ayuda, pero dijeron que no, que únicamente me podían indicar dónde conseguir alimentos”, agregó.
“Si no estoy mal, fue el 18 de marzo; ellos me contactaron una semana después, me dijeron que buscara ayuda en el banco de alimentos y las iglesias”, agregó Francis.
Su situación actual es complicada, debe pagar renta, pero recibirá su primer pago tres semanas después de haber empezado en su nuevo trabajo. “Está crítico, solo podemos salir a trabajar si estamos en una actividad permitida, si no, ni eso”, resaltó.
Francis, afortunadamente quedó en una actividad permitida; trabaja en una empacadora de pescado, de 5 de la tarde a 3:30 de la madrugada. Por tratarse de comida los dejan trabajar, incluso, la empresa les dio una carta de respaldo por si los detiene la policía.
A pesar de todo, su permiso para estar en Estados Unidos vence en agosto; en ocasiones pasadas compraba el boleto de vuelta cuando se acercaba la fecha de regresar. Ahora, no sabe cómo lo podrá hacer debido a las restricciones creadas por el coronavirus, el cual espera que termine pronto.