El COVID-19 cambió, en cuestión de horas, la vida de la población guatemalteca, sin poder laborar algunos y otros con la invitación de trabajar en casa. Pero, las personas que laboran cada día para poder llevar a la mesa de su hogar alimentos viven ahora preocupadas por la incertidumbre de no generar ingresos
Entre ellos, uno de los negocios más afectados fue el del entretenimiento en vivo. Los restaurantes ya no reciben a su airoso público cada fin de semana, las mesas dejaron de ser ocupadas y ahora esperan al fin de la cuarentena para el reinicio de las reuniones. Pero, entre el negocio, los mariachis suelen ser el esparcimiento inicial o final de algunos lugares o eventos.
Sin embargo, con las restricciones del Gobierno ante la rápida propagación del coronavirus, los grupos de mariachis comenzaron a recibir cancelaciones. Marina Velásquez, quien forma parte de Mariachi Garibaldi de Marina, comentó: “Vivimos preocupados, porque debemos pagar todos nuestros servicios junto al alimento y la educación de nuestros hijos, pero no podemos trabajar”.
Por otro lado, Marina y los miembros del grupo conformado por cuatro músicos viven con lo que se gana con las solicitudes de “las mañanitas” al balcón del cliente o de las reservaciones en restaurantes o eventos como quince años o graduaciones. Pero, al estar todos cancelados expresó: “Tenemos que ver cómo conseguimos dinero, incluso trabajando de cualquier otra cosa”.
“Algunos se dedican, junto a la música, a mantener sus tierras como agricultores, otro de los compañeros músicos fabrica muebles. No obstante, la mayoría de nosotros vivimos de la música y de lo que podemos generar a partir de ella”, admitió Marina.
Desde hace cinco años que el cuarteto alegraba las fiestas y, aunque aún han atendido una que otra solicitud, Marina dijo que “han llamado a la policía creyendo que es una fiesta, cuando solo vamos a cantar las mañanitas o el feliz cumpleaños con un cliente cuando están en cuarentena en su casa. Los vecinos piensan que estamos haciendo otra cosa y ponen muy tensa la situación”, recordó Marina.
“La mayoría tiene hasta tres hijos, pero un compañero debe mantener a cinco pequeños. En mi caso, tengo dos hijos”, agregó Marina. Además, la representante de la banda comentó que han tenido que volverse hasta vendedores ambulantes para conseguir algo de comer durante la crisis.
“Lo que hemos hecho recientemente es que conseguimos algunas mascarillas o gel antibacterial y salimos para venderlos en la calle. Es de lo poco que hemos logrado realizar tras el inicio de la cuarentena, ya que tampoco genera mucho como para mantener a una familia o pagar las cuentas”, asimiló.
Según Marina, las fiestas y eventos les generaban cerca de Q1,000 a la semana en ingresos y que se repartían. Sin embargo, hoy no llegan ni a una cuarta parte de lo que las mejores épocas fiesteras de los mariachis lograban generar para mantener a sus hogares.