Con el anuncio del presidente Alejandro Giammattei de aumentar hasta el 12 de abril el toque de queda, José sabe que serán semanas complicadas. Su trabajo como conductor de Uber le ha permitido mantenerse en estos días, sin embargo son ingresos reducidos por las medidas.
Fue un cambio drástico desde el 13 de marzo que se confirmó el primer caso positivo de coronavirus COVID-19 en Guatemala. Desde esa fecha se han tomado medidas de seguridad para evitar más contagios, por lo que las personas se empezaron a quedar en sus casas.
La primera semana fue complicada, sin embargo no sabían que desde el domingo 22 de marzo se complicaría más.
La noticia era concreta, el toque de queda empezó a funcionar y las personas no han podido transitar por las calles a partir de las 16:00 hasta las 04:00 horas del día siguiente. Ello, afectó su trabajo por completo y ha tenido que adaptarse a las medidas tomadas por el Gobierno.
“Antes salía a trabajar a las 06:00 a.m., ahora debo levantarme antes de las 4 a.m. para salir desde que termina el toque de queda”, indicó José. Pero, el verdadero problema es lo reducido de las horas que puede trabajar, ya que debe estar en su casa antes de las 16:00 horas.
Demanda Reducida
Con anterioridad, José aprovechaba la mañana, tarde y parte de la noche para conseguir la mayor cantidad de viajes posibles. Lamentablemente, en las últimas semanas se ha reducido la demanda, ya que la mayoría de empresas no está laborando.
Según José, la hora pico de viajes es a mediodía, porque la mayoría de pasajeros a falta de transporte público los utilizan. Desafortunadamente, son servicios de personas que no utilizan la aplicación a diario por lo que esta representa en gastos.
Afortunadamente, el buen servicio de José le ha permitido conseguir a dos clientes fijos a quienes les maneja de lunes a viernes. Ambos son trabajadores de call centers.
Sus ingresos bajaron considerablemente debido a que no cuenta con vehículo propio y debe pagar una cuota semanal. José comentó que los propietarios de los automóviles han bajado a dichas cuotas que van entre Q800 o Q900 a los Q500, un monto aún elevado debido a la poca demandada que hay.
El miedo que tienen
Además de los problemas económicos que generó esta crisis del COVID-19, José reconoció que por las calles se vive con miedo. Hace un par de días hizo un viaje que tenía como punto de partida el Hospital General, en donde una mujer se subió y le dijo que iba enferma.
“Esto es una psicosis, me asusté al pensar que ella podía tener ese virus. Me fui rápido a la casa de mi hermano para no tocar a mi hija y a mi mujer embarazada, me bañé y limpiamos el carro por dentro, fue horrible esa sensación”, comentó José.
Ahora, lleva su mascarilla siempre, carga en el automóvil gel antibacterial, spray desinfectante y toallas húmedas. Además, le dice a cada pasajero que se aplique gel al subirse al vehículo y después de entregarle el dinero si paga en efectivo.
José entiende las medidas que está tomando el presidente Giammattei, sin embargo reconoce que lo están perjudicando en su trabajo. Por tanto, la noticia de la ampliación del toque de queda, le cayó como balde de agua fría.
A pesar de las complicaciones, José aseguró que continuará trabajando y cumpliendo con las órdenes del Gobierno y espera que esta crisis termine pronto para poder volver a trabajar sin mayor inconveniente.