Lo que alguna vez se usó para transportar a soldados entre la franja transversal del norte o las selvas peteneras junto a 11 máquinas similares, hoy es parte de una serie de monumentos de la Fuerza Aérea Guatemalteca. En la 11 calle, de la zona 13, de la Ciudad de Guatemala, un nuevo avión fue colocado como ornamento de la avenida.
Se trata de un IAI Arava, un avión con las capacidades para despegar y aterrizar en pistas cortas y que pertenece al Ejército de Guatemala desde 1973. Sostenido por unos postes sobre su tren de aterrizaje, ahora comparte espacio junto al A37B Dragonfly, un P-51 Mustang y el helicóptero Huey II dentro de la calle.
El Arava, de origen israelí, salió al mercado en 1969 como un avión robusto y con capacidades de transporte, paracaidismo y ambulancia aérea. Su capacidad de aterrizar y despegar en diferentes tipos de pista llamaron la atención de las fuerzas armadas guatemaltecas que compraron 11 modelos, en 1973.
El coronel Óscar Pérez, jefe de prensa del Ejército de Guatemala, expresó: “Los Arava sirvieron en varias misiones en la zona norte del país, unas de las que realizaron fue durante el terremoto de 1976. Además, formaron parte del escuadrón de transporte del Ejército”.
Por otro lado, el avión también sirvió como parte de las misiones de paracaidismo, por lo que varios miembros de la Brigada de Paracaidistas habría estado en sus asientos antes de dar un salto.
Sin embargo, la descontinuación del modelo Arava en la fábrica de IAI desde 1983 le puso un límite a sus días en los cielos del territorio guatemalteco. “La razón principal por la que se han convertido en parte de la ornamentación urbana es porque ya no tienen vida útil. No existen repuestos en el mercado desde que IAI dejó de fabricarlos y tienen casi 10 años sin volar porque son inseguros”, comentó Pérez.
Antes de pasar a ser parte de la calle, los aviones necesitan ciertas modificaciones para evitar posibles incidentes. Según Pérez, estos requieren de la aplicación de una pintura adecuada para estar bajo el sol. Además, se preparan las diferentes partes del avión que pudieran tener filo, por lo que varios sectores del fuselaje son lijados.
Por último, el sistema de navegación de la aeronave es retirado del interior, por lo que solo quedan los asientos originales dentro del Arava. Este procedimiento se ha repetido con varios aviones que ahora ornamentan algunos sectores de la ciudad.
Este no es el primer Arava que se ha colocado como un monumento, ya que en 2016 se puso uno frente a la Brigada de Paracaidistas del Ejército de Guatemala.