El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, miles de guatemaltecos llegan a los cementerios para adornar la tumba de sus difuntos, pero otros aprovechan esa fecha para robar sus flores.
Es el día donde los cementerios se ven coloridos, todo tipo de arreglos y flores pueden apreciarse. Los precios se elevan y hay quienes no pueden pagar un ramo.
Por lo tanto, algunas personas deciden ir a la tumba de un vecino y robarle sus arreglos.
Olimpia de López, de 60 años, nunca olvida visitar a su difunta madre para estas fechas. “Mi madre murió en el 2000 y todavía la recuerdo con mucho cariño; madre soltera, trabajadora, que sacó adelante a sus 4 hijos. Durante todo el año trato de visitarla cada 15 días para ponerle sus florecitas”, cuenta.
Entre las tumbas de algunos expresidentes de Guatemala y personalidades, Esperancita descansa en una pequeña tumba ubicada en el Cementerio General. “Mi madre está junto a sus dos hermanas y mis abuelitos. Antes, este lugar era un lujo; ahora se ha vuelto un poco peligroso”, resalta.
Para estas fechas vienen familiares de Estados Unidos a pasar el Día de los Muertos”.
Los vendedores de flores son los que más permanecen en los cementerios, pero es el 1 de noviembre cuando hay más demanda. “Desde una semana antes, los precios ya empiezan a elevarse y se observa un poco más de afluencia de personas”, señala Olimpia.
Olimpia, para sorprender a sus familiares, fue el 31 de octubre a adornar la tumba como nunca lo había hecho. “Con mis hijos fuimos al panteón para ponerlo bonito. Colocamos globos de helio, coronas pequeñas, letras para escribir el nombre de mi madre y demás familia; por supuesto, con muchas flores”, comparte.
Contenta regresó a su casa, ya que el día siguiente iría nuevamente con sus familiares a degustar un platillo de fiambre. “Llevamos a nuestra familia al cementerio, pues quería darles una sorpresa, pero los sorprendidos fuimos nosotros”, explica.
“¡Mamá, quitaron las cosas!”, fueron las palabras de uno de sus hijos. “En el camino les iba contando que les tenía algo preparado; al llegar, todo lo que habíamos puesto ya no se encontraba en la tumba de mi madre. Cómo puede ser que en menos de un día se hayan llevado las cosas”, lamenta Olimpia.
No es la primera vez, pues unas amigas ya me habían contado que la gente se roba las flores para adornar a sus difuntos”.
Sin poder hacer nada, Olimpia decide servir los platos de fiambre y continuar con la celebración. “Fue molesto porque esos arreglos eran para mi madre, tías y abuelos. Otra amiga ya me había comentado que también le pasó algo similar en Los Cipreses. Sea quien haya hecho eso, pues que su difunto esté bien adornado”, manifiesta.
La celebración del Día de los Muertos ha finalizado y aquellos que una vez estuvieron con nosotros regresan a su tumba después de una larga celebración.