Por: Joselyne Juárez.
Ella, desde pequeña, se enfrentó a dos mundos totalmente distintos. Por un lado, su abuela; una persona oyente y por el otro, sus padres, con una discapacidad auditiva. Aprendió a dialogar con sus progenitores desde niña, pero nos cuenta que no recuerda cómo lo hizo. Su mamá, cuando Anahí Valle tenía un año, le señalaba los objetos y le decía en lengua de señas lo que significaba. A sus 3 años, ella ya sabía comunicarse con ellos.
Su madre tiene la facilidad de realizar manualidades y su padre, quien falleció hace tres años, era un técnico radiofónico. Sin embargo, a ambos siempre se les dificultaba encontrar un trabajo y cuando lograban conseguir uno, les ponían labores muy básicas o muy simples.
Su infancia fue marcada por el bullying que sufría en el colegio y por el cuestionamiento que tenían sus papás del por qué eran así. Ella jamás se avergonzó de su origen y siempre estuvo orgulloso de su familia, pero siempre existía la duda del por qué ella estaba allí.
Un mundo sin sonido le dio la respuesta a su pregunta y ella, ahora entiende todo y el porqué de cada situación. Anahí nos comenta que siempre ha tenido la ayuda de Dios en todo lo que ha realizado y que le encanta haber nacido en esa familia porque es diferente.
Este movimiento se originó sin pensarlo. Cuando ella tenía entre 15 y 16 años asistía mucho a la iglesia, por lo que comenzó con la idea de hacer videos de música cristiana para las personas sordas que creían en Dios. Solo subió 3 videos en YouTube, pero dejó de hacerlo por los estudios. Después de un tiempo, una amiga le mostró una aplicación llamada tik tok. Por medio de esta se suben videos cortos, pero en los videos se debían hacer transiciones, pero eso no le gustó y a pesar de que dejó la aplicación instalada, no la usó por un tiempo.
Luego de una semana, Anahí Valle se recordó que tiene la aplicación instalada y pensó que podría subir videos interpretando canciones en lengua de señas. Sus videos comenzaron a tener muchas vistas en pocos minutos y poco tiempo después muchas personas le mandaban mensajes en la misma app para motivarla a subir videos en YouTube, enseñando lengua de señas. Pero lo pensaba demasiado, así que decidió subir videos en Instagram para ver la aceptación que tenía el público con su cuenta.
A su familia le gustó tanto lo que hacía, así que le hacían comentarios sobre la idea de subir videos en YouTube; pero ella no contaba con el material profesional para hacerlo y por eso contactó a un amigo suyo para contarle sobre su proyecto. A él le pareció y así iniciaron con su canal en esta plataforma. Juan Fernando, quien actualmente es su productor, le ayudó a realizar dichos videos, que tuvieron un buen recibimiento por parte de las personas querían aprender lengua de señas.