Los estudiantes de los centros educativos ya se preparan para las celebraciones de independencia; sus trajes de gala son los que primero deben estar limpios para conmemorar a Guatemala, también los instrumentos deben estar completos para entonar la música.
Los padres de familia también se preparan para estas actividades. Algunos recuerdan su época de gloria cuando formaban parte de las bandas escolares, algunos hasta comandantes fueron en sus tiempos de estudiantes y ahora fomentan a sus familias para que continúen sus pasos.
Tal es el caso de la familia García, que desde casi dos meses antes de la independencia se alista para que su hijo, de 14 años, pueda desfilar el 14 y 15 de septiembre en la zona 1.
Cada año analicen la posibilidad de comprar o adquirir un traje de gala nuevo para que su hijo se vea bien cuando pase frente al presidente de la nación, pues el costo del uniforme puede variar entre Q800 y Q1,000.
La familia García asiste a casi todos los ensayos que hace ahora la banda del colegio para poder observar el desempeño no solo de su hijo, sino de todos los alumnos para luego hacer recomendaciones de qué es lo que se debe cambiar para estar listos en septiembre.
Nosotros nos preparamos desde antes, porque mi esposo también estudió en el colegio y ahora nuestro hijo; ya es como una tradición porque en su casa también eran así, su familia madrugaba para ir a verlo y ahora nosotros también lo hacemos”. – Celeste García, madre de familia.
La familia García inició a apoyar más de lleno la banda del colegio cuando su hijo ingresó. Ahora él toca la trompeta y sus padres asisten a cada festival, actividad y hasta los ensayos comunes de la banda para esperar a su hijo, con el fin de saber cómo le fue.
Para ellos, participar en familia de estas actividades va más allá de una fecha; es ya una costumbre y hasta casi una tradición ir a ver a la banda donde muchas de las generaciones de la familia han crecido. Para ellos, es un deleite escuchar su música.
Algunas veces se han tenido que mojar, pues han estado bajo la lluvia acompañando a su colegio; otras veces han caminado bajo el sol, por horas, pero todo vale la pena, asegura Celeste.