Mario Escobar: “Ser arbitro aquí (Guatemala) tiene riesgos”
Mario Escobar nunca imaginó que iba a dirigir la final de la Copa de Oro, en Chicago.
Es el árbitro guatemalteco, de 32 años, que pitó el partido entre México y Estados Unidos.
Es Ingeniero Químico, que aunque no cambió su profesión por el arbitraje, le ha dedicado más tiempo a esa rama del fútbol a la que también su padre y tío se han dedicado.
Desde pequeño ha vivido en el mundo del arbitraje. Recuerda a su padre cuando salía en la televisión en los partidos.
Cuando tenía 20 años su papá le preguntó si quería tomar el curso del arbitraje. Lo pensó una vez y a la segunda aceptó.
Así comenzó a involucrarse en la carrera que hoy, no solo lo ha colocado en un lugar privilegiado en la FIFA, sino también lo ha llevado a varias partes del mundo a dirigir partidos de equipos del nivel de Croacia y Argentina, entre otros.
Ha pitado en al menos 200 partidos de la liga nacional. Internacionales no recuerda porque han sido muchos.
Mario comenta que lo único a lo que aún le tiene temor de dirigir un partido en Guatemala es a la inseguridad que se pueda tener en los estadios.
Ser árbitro aquí tiene riesgos, agrega.
Recuerda que hace diez años, le tocó pitar un encuentro entre el desaparecido equipo Aurora y Nueva Concepción. Su mala experiencia allí fue que al salir del estadio su carro estaba destrozado, con las llantas pinchadas y abollado.
Para Mario ser árbitro es una parte de su vida que le ha privado de muchas cosas, entre estas salir con amigos a distraerse por las noches o celebrar alguna festividad con su familia, ya que muchas veces está fuera del país.
Pero no solo sus viajes le impiden una vida social, también la preparación constante que tiene que estar haciendo técnica y físicamente. Él generalmente suele correr en un partido de fútbol de 9 a 11 kilómetros.
¿Insultos? Claro que los recibe, dice. También asegura que la mayoría de las veces no es que no los escuche, pero que un árbitro se focaliza en los 90 minutos que definen un partido.