Mientras que para algunos puede tratarse de una simple fantasía y para otros solo es una curiosidad, lo cierto es que los burdeles de muñecas sexuales son reales y cada vez más comunes en países de Europa, como España o Italia.
En estos burdeles no hay mujeres, solo muñecas de silicona. Los clientes pueden obtener una experiencia a partir de 80 euros o 90 dólares, más o menos, la media hora y tener disposición a una variedad o catálogo de muñecas de diferentes estilos.
Un reportaje de una cadena de televisión inglesa que se realizó en Turín, Italia, muestra una visita íntima a uno de estos lugares. La experiencia comienza en una habitación, donde los clientes encuentran una cama, una televisión, una ducha y, por supuesto, una muñeca o muñeco según los gustos de cada quien.
El servicio
El cliente puede anticipar su visita y en la página web del burdel elegir una muñeca, ya sea por sus características corporales, el color de sus ojos; incluso, existe la opción de la forma del cuerpo o el género del maniquí.
Cada establecimiento tiene su código de ética y entre las reglas está tratar bien a la muñeca; además, antes y después de cada sesión, cada una recibe un tratamiento de saneamiento. Aunque en muchos países de Europa los burdeles son ilegales, aún no hay una ley que prohíba un lugar con muñecas para este fin.
Es por esto que muchos han cuestionado su ética y como lo explica la profesora de Ética y Cultura de Robots e Inteligencia Artificial en la Universidad de Montfort, Inglaterra, Kathleen Richardson, y que además es cofundadora de la Campaña contra robots sexuales: “Aunque no hay mujeres reales, estos lugares promueven aún más la objetivación del cuerpo o que la sociedad se esté encaminando aún más a una sexualidad mecanizada”.
Otros, por su parte, aseguran que estos “burdeles” son más seguros e higiénicos, ya que hay menor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. En Latinoamérica aún no existe ningún burdel que ofrezca este tipo de servicio.
Fuente: www.bbc.com www.elpais.com