Compartir la Navidad con los más necesitados era su misión; durante varias semanas se prepararon con juguetes, ropa y cosas que pudieran serles útiles. En los alrededores del Hospital General San Juan de Dios, varias personas pernoctan; unos, en espera de noticias de sus familiares y otros, porque no tienen dónde pasar la noche.
Duermen sobre la acera, donde el frío se apacigua con unos pedazos de cartón; o unos más suertudos, con suéteres viejos. Muchos han perdido la cordura y recordarse de sus nombres les resulta difícil, secuela del alcohol o el pegamento.
“Son muy agradecidos cada vez que les damos algo, eso es lo que queremos lograr con ellos porque son nuestros hermanos”, dijo Ángel, uno de los jóvenes participantes.
La recolección de artículos comienza a principios de noviembre; desde ropa hasta peluches, todo cuenta para ayudar a los indigentes.
“Pobres, ellos siempre están aquí. Lo malo es que casi siempre están drogados o tomados, no se dejan ayudar”, indicó Juana, vendedora de comida en las afueras del centro asistencial.
Para algunas personas, “ellos” dan un mal aspecto al hospital. “Se ve mal porque nadie los atiende; aparte de que cuando uno viene a la emergencia, lo primero que nos piden es dinero o comida. Creo que es poco higiénico que estén aquí”, expresó Norma, una paciente.
“Para nosotros, ellos son nuestros hermanos; merecen las mismas oportunidades y lo que hacemos a través de esta actividad es ayudarlos a mitigar el frío con alguna chamarra o suéter”, señaló Gaby, una voluntaria.
No solo es un grupo de jóvenes los que se han unido, sino también varias parroquias de los alrededores, a través de las pastorales sociales, para recolectar juguetes, víveres y ropa, con el único propósito de ayudar a los más necesitados en esta época.
La esperanza que cada uno de ellos guarda siempre que cae la noche, es que varias iglesias aparecen con café y un pan para mitigar su hambre y el frío. Para Navidad no es la excepción, pues “siempre nos dan comida los hermanitos y también oran por nosotros cuando vienen”, comentó uno de los beneficiados.
“Nosotros, desde hace varios años, hemos preparado una cena para ellos; nos apoyamos con los fondos que juntamos durante el año, así como con las ofrendas de los hermanos. Cada año traemos a quienes duermen en las cercanías del hospital y les servimos. Son casi 150 tamales los que les damos”, explicó Virginia, coordinadora de la pastoral social.
La Navidad no es igual para todos, pues mientras unos van de un lado para otro buscando regalos, otros solo dependen del cariño y la solidaridad de los demás.