El amor que Ana Gabriela Martínez le tiene al ráquetbol viene del mismo amor que le tiene a deportes como la natación o el tenis. Tenía siete años cuando empezó a jugarlo y a los tres meses, ya pertenecía al equipo juvenil. Si quería ir al mundial debía dejar el resto de deportes y enfocarse solo a uno. “En ese momento lo arriesgué todo y desde ahí, le empecé a agarrar cariño”.
Gabriela estaba en el colegio cuando empezó su carrera como deportista profesional. Las maestras del colegio donde estudió eran sus seguidoras número uno y logró graduarse en el 2017. “Fui bastante responsable. Llegaba a reponer o entregaba antes los trabajos”, comenta la joven.
Sin embargo, ha escuchado que en la universidad las cosas ya no son tan sencillas. Los catedráticos ya no se interesan tanto por cada alumno individualmente y la carga de trabajo es mayor. “El próximo año va a ser un reto, pero es factible poderlo lograr”, expresa la deportista.
Gabriela decidió no ingresar a la universidad este año para lograr una de las metas que se había trazado: ganarle el campeonato mundial de ráquetbol a la mexicana Paola Longoria. “En los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla tal vez no se vio el resultado, pero sabía que era posible”, menciona la deportista.
En dicha competencia, Martínez ganó la medalla de plata frente a Longoria en singles. Junto a María Reneé Rodríguez, también se llevaron la presea de plata en dobles frente al equipo mexicano. Ambas superaron el nivel que Guatemala tenía en competiciones anteriores.
“En algún momento pasó por mi mente que primero Paola se iba a retirar y nunca había logrado ganarle, pero la decisión de no estudiar este año era precisamente para lograrlo”. Gabriela Martínez.
La joven comenta que la decisión de dejar sus estudios fue difícil por lo que significaba para sus padres. “No me quería quedar con la decepción de que nunca logré vencerla”, dice. Con la meta en mente, desde comienzos del año entrenaba ocho horas diarias para prepararse para la final del Campeonato Mundial de Ráquetbol en San José, Costa Rica.
El 18 de agosto, la noticia acaparaba los medios de comunicación: Gabriela se coronó campeona mundial de ráquetbol en singles femenino. Martínez finalmente ganó el título y terminó con la hegemonía de tres campeonatos consecutivos de Longoria.
Pronto, todos conocían a Gabriela. El recibimiento en el aeropuerto cuando regresó fue increíble. De nuevo, la joven traía una nueva medalla al país de las muchas que ya había ganado durante su carrera. Se había convertido en la primera atleta guatemalteca en alcanzar el título mayor en el mundial.
Revive el momento de la victoria de Gaby en este video:
El ráquetbol en Guatemala
Gabriela lleva 12 años jugando profesionalmente, pero a nivel mundial, cree que la cantidad de personas que se dedican al ráquetbol va disminuyendo. “Sin embargo, en Guatemala hay varios proyectos por parte del Comité Olímpico”, reflexiona la joven. Estos incluyen 10 canchas públicas en donde se pueden realizar torneos amistosos e invitaciones para exponer al equipo.
Además, comenta que el equipo es bastante caro, pero la Asociación Deportiva Nacional de Ráquetbol lo provee. “Eso es una facilidad para cualquier persona que quiera jugar porque ya no tiene que pagar los US$300 que cuesta una raqueta, por ejemplo”, cuenta.
Mi consejo para quien quiera dedicarse a esto es que sueñe en grande. Las cosas son posibles si trabajamos duro. Nunca dejen el estudio. Todos los deportistas sabemos que vivimos un momento de gloria, pero eventualmente se va a acabar y después de eso, no podremos seguir viviendo del deporte. Échenle ganas a lo que quieran lograr. Gabriela Martínez
Con 19 años, Martínez ya lleva una participación en Juegos Centroamericanos, dos en Juegos Centroamericanos y del Caribe, una en Juegos Panamericanos, dos en Juegos Bolivarianos y cuatro Campeonatos Mundiales.
Entre sus proyectos para el resto del año es participar en el último mundial juvenil anual para lograr una medalla de oro. Además, apunta a los primeros dos lugares para la clasificación a los Juegos Panamericanos de 2019 en Lima, Perú. “Con eso ya tendría los dos títulos más altos en mi disciplina y me queda mantener el nivel”, finaliza la campeona que desde hace varios años, es un orgullo para el deporte nacional.