El amor no ve color de piel, edad, raza y estatus social, Cristina ahora es testigo de eso, incluyendo que tampoco ve situación legal.
Cristina proviene de una familia de escasos recursos. Su papá abandonó a su mamá cuando tenía apenas un año de edad.
Es la más pequeña de seis hermanos, los primeros cuatro son hombres y dos son mujeres.
La mamá de Cristina trabajó desde muy pequeña y solo estudió la primaria, a pesar de ello, ha laborado limpiando casas, vendiendo comida y todo lo que está a su alcance.
Pero uno de sus hijos se cansó de pasar penas, de verla trabajar demasiado y que lo ganado apenas le alcanzaba para vivir. Eran pocas veces cuando en su casa comían carne o compraban postre, porque tenía que pagar renta del cuarto, comida, entonces buscó una vía más fácil.
Al principio, el hermano de Cristina se juntaba con unos amigos que vivían cerca de su casa, pero ellos ya estaban en malos pasos, se dedicaban a asaltar peatones.
Poco a poco la escala de criminalidad del hermano subió, hasta que se convirtió en el jefe de una pandilla, que extorsionaba a comerciantes, asesinaba pilotos, entre otros.
Hasta que en uno de los operativos masivos que hizo la Policía Nacional Civil lo capturaron, la jueza lo envió al preventivo y allí comenzó la historia de Cristina.
Ella visitaba a su hermano, para entrar esperaba una gran cola, era revisada en la entrada, pasar varios anillos de seguridad, hasta llegar a un gran comedor, donde su hermano ya tenía un lugar especial para recibir a sus familiares.
Pero un pandillero, de nombre Daniel, quien también se encontraba en la cárcel llamó la atención de Cristina.
Ambos se vieron y como si cupido viviera en la prisión sintió un flechazo en el corazón.
Cristina visitaba con más frecuencia la cárcel, porque deseaba ver a Daniel, ya que aseguró se enamoró desde el primer momento que lo conoció.
Ella le contó a su hermano, que pensaba que Daniel era atractivo, pero él no estaba mucho de acuerdo con la relación, pues también era un pandillero.
Él se le acercó un día de visita a Cristina para decirle que le gustaba, quien quedó impactada con la confesión, a lo que respondió que era mutuo el sentimiento, a partir de ese momento, cada vez que llegaba a la prisión, sentía mariposas en el estómago.
Cristina asegura que se casará pronto con Daniel, para poder visitarlo con frecuencia.
A la fecha llevan 2 años de relación, pese a que ella está libre y él encarcelado en el Preventivo de la zona 18.
El Sistema Penitenciario tiene habilitada la visita conyugal en la cual los presos pueden estar con sus esposas.