Cuando Paola Chuc era muy pequeña, la música ya recorría en su sangre. Su mamá sin imaginarlo era un pilar muy importante para que la niña cumpliera su sueño.
“Dios Primero” es la frase más importante para Waleska Del Cid, que a pesar que su esposo ya no se encuentra con Paola y sus otros dos hijos, siempre ha tenido la convicción para apoyarlos en cualquier sueño que emprendan. “A veces la palabra orgullo queda muy corto cuando uno ve cómo los hijos han luchado por sus metas y sobre todo en el ámbito que ella escogió”.
Cuando Paola comenzó la búsqueda de su sueño, su mamá tenía claro que no iba a ser un trabajo fácil. “Existe mucha competencia y a veces las cosas no suceden como queremos. Hay poco campo y apoyo. Sin embargo, verla en un escenario muy grande, en un país donde existe competitividad y es una gran plataforma para los artistas, me provoca que todo el sacrificio valió la pena”, dice Del Cid.
Paola a una corta edad sin ningún conocimiento sobre música ya mostraba un talento innato. “Mi hija a los dos años de edad ya se interesaba por la música, yo me ponía a jugar con ella, hacíamos shows y cantábamos. Creció en un ambiente musical, ya que mi papá toca la guitarra y mi mamá canta”, expresa Waleska.
“Uno de los instantes más bonitos era cuando Paola bailaba con su papá, un momento único para nosotros”. La música es parte fundamental para la familia Del Cid.
Los disfraces y los improvisados micrófonos con peines, se transformaron en micrófonos de verdad. “A los nueve años incursionó en competencias colegiales, fueron sus primeros pasos, ganó el talent show de su colegio, lo cual le permitió presentarse en una actividad que organizó Prensa Libre con su Talent Kids”. Esto sin imaginar que era el inicio de su carrera para convertir su sueño en realidad. “Concursó y ganó el segundo lugar, a raíz de ese logro su vida cambió. El maestro Miguel Ángel Duarte la descubrió y me habló para que la llevara a su academia Staccato”.
Todo iba muy bien, Paola cumplía su sueño, hasta que la vida les dio una gran lección. “Saqué de la academia a mi hija cuando tenía 11 años porque con mi esposo ya no podíamos mantener su preparación artística”.
Esto fue el comienzo de una etapa muy dura para Paola, en el 2012 falleció su padre y la familia Del Cid cae en depresión. “A mi esposo lo mataron, fue difícil para todos, yo me quedé al frente de la situación. Vivimos un duelo, incluso mi hija ya no era la misma”, relata Waleska.
Con el paso del tiempo, Paola se deprimió más, pero un amigo cercano la ayudó para que volviera a brillar. “A los tres meses del fallecimiento de mi esposo, el maestro Duarte le brindó una beca completa a mi hija para que continuara con su sueño”. Él siempre observó ese gran talento y no dejaría que su alumna estrella se deprimiera más. La joven se recupera y dedicaría su esfuerzo a un ángel a quien le cantaría.
El talento de Paola crece y nuevamente brilla, pero no a todos les interesaba apreciarlo. “La carrera artística en Guatemala es muy dura, me recuerdo que una vez cantó en un centro comercial en la zona 10 y nadie le aplaudió, pero ella sabía que un día iba a pisar un gran escenario”, dice Waleska.
“Como mamá me sentí desconcertada pero en el fondo sabía que su esfuerzo iba a valer la pena. Yo voy a estar para mis hijos porque soy su fan número 1”.
Paola con más experiencia ya estaba dispuesta a lanzarse como artista aunque de nuevo las situaciones no se dieron como anhelaban. “Una persona nos ofreció que se lanzara artísticamente, la idea principal era incursionar en Colombia y luego a otros países, pero no funcionó y el trabajo de la cantante se quedó sin ser visto”, narra Waleska.
La paciencia es fundamental para aquellos que están en el medio artístico pero no siempre se practica. “Después de ese trago amargo, viene una de las mejores recompensas para todo el esfuerzo de Pao, aunque al principio no quería ir al casting de La Academia”.
Paola estaba indecisa el día del casting, no se imaginaba que hoy es una de las mejores participantes del reality show. “Eran las 9 de la mañana y no sabía si asistir, ya sus amigos estaban en la fila y solo esperaban que llegara. Mi hija me dijo que la acompañara al casting y yo feliz le dije: esta oportunidad es tuya”.
Paola es la única que pasa el casting y hoy ha puesto en alto el nombre de Guatemala, muestra que el esfuerzo y la dedicación tienen su recompensa tarde o temprano. “El consejo que les brindo a los papás, es que crean en los sueños de sus hijos, el padre de Paola decía que la música no iba a ser un futuro, pero al final con trabajo duro y creer en ti puedes alcanzar tus sueños”.