Un grupo de niños y un hombre ebrio con un arma de fuego fue la combinación catastrófica que cambió la vida de Brayan Solares, en aquel tiempo, de apenas 7 años. El individuo accionó por accidente su pistola y lo hirió cuando jugaba con sus amigos en la calle. A pesar que sobrevivió a los impactos de bala, perdió la vista y le forzó a cambiar su estilo de vida.
Brayan ahora pasa horas separando plásticos y vidrios para una planta de reciclaje utilizando solo el tacto para recibir un pago mínimo. Sin embargo, cada madrugada esa misma persona se transforma en un deportista paralímpico federado que ha conseguido medallas de atletismo de 100, 200 y hasta 400 metros planos.
Así es la rutina de Brayan, quien a pesar de tener ceguera, mantiene a su familia a base de su labor como separador. Además del trabajo, asiste al Estadio Doroteo Guamuch Flores para entrenar y así ganar en las competencias internacionales como los Parapanamericanos de Lima 2019 o los Paralímpicos de Tokio 2020.
Su deporte usa casi las mismas reglas que el atletismo, a diferencia que en el paralímpico se requiere de un compañero guía. Esta es la labor de Fernando Ramírez, compañero de Brayan en este deporte, quien debe darle dirección a la velocidad del joven, mientras ambos corren amarrados de una cuerda en las manos para no separarse.
La práctica de este deporte no es fácil. Correr a todo lo que da el cuerpo, levantar pesas para acondicionar el cuerpo, coordinación perfecta entre atleta y guía, todo sin poder ver. Sin embargo, Brayan y Fernando han tenido grandes dificultades para poder entrenar, debido a las constantes interrupciones de personas que irrespetan el uso de las pistas del Estadio Doroteo Guamuch Flores.
El uso de pistas
Las pistas del Estadio Nacional están divididas según el tipo de atleta. Están desde los velocistas, hasta aquellos que mantienen una buena condición física y llegan a practicar unas horas de trote. Justo en la entrada, un cartel señala cuáles usar para no interrumpir los entrenamientos de algunos federados, como Brayan y Fernando.
Como cada madrugada, mucha gente se dirige al estadio a entrenar. Atletismo, karate, salto y amateurs usan las pistas. Mientras, Brayan y Fernando hacen circuitos de velocidad y piques de hasta 100 metros planos de distancia en sus carriles respectivos. Ambos tienen el tiempo contado para entrenar, ya que Brayan debe ir al centro de reciclaje para continuar con su trabajo regular.
Sus entrenamientos se han visto interrumpidos debido a la gran cantidad de personas que llegan al estadio para trotar, pero que no pertenece a ninguna federación y no respetan las reglas de uso de las pistas. Los velocistas como Brayan tienen prioridad y, a pesar que siempre usa solamente las que le corresponde, varios trotan a paso lento por la mayoría de ellas.
Lo que puede provocar
“Brayan simplemente corre y yo debo estar atento a todos lados que no aparezcan otros corredores con los que choquemos. Les grito varias veces permiso para evitar accidentes, pero la mayoría lleva audífonos y no queda más que parar, lo cual perjudica el entrenamiento”, afirmó Fernando.
Para Brayan, es todo o nada. En todos los entrenamientos intenta dar su máximo nivel y no poder ver lo obliga a confiar que Fernando hará lo posible para evitar un accidente. “Una lesión podría quitarme cualquier oportunidad de ir a las siguientes competencias, ya fueron varias veces que apenas logramos evadir algunos corredores”, comentó el deportista tras uno de sus entrenos.
Su reto más reciente fueron los Juegos Paracentroamericanos de Managua 2018 y logró conseguir algunas medallas para la federación guatemalteca. Brayan no quiere perder la esperanza de asistir a eventos tan grandes como los Paralímpicos y por más que los entrenos se ven complicados, intenta dar su mayor esfuerzo para clasificar.
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