Van de un lugar a otro, se mueven contrarreloj y su labor está dedicada a salvar vidas a costa de lo que sea. Todo parece tener una solución para ellos y cuando el problema se pone difícil siempre encuentran la mejor salida.
Tratan de no defraudar a nadie y de devolver la tranquilidad a aquellos que por un momento la han perdido. Sin embargo, hay ciertas circunstancias en las que encontrar una explicación lógica es complicada, son de esos casos insólitos y divertidos que le dan color a la noble profesión de ser bombero.
Cuidado con el ganado
“Hace ya unos 15 años, cerca de la estación #9 de bomberos municipales de la ciudad de Guatemala, un camión que cargaba ganado tuvo un percance vial. Cuando llegaron, las vacas habían huido, así que un socorrista, quien tenía experiencia de trabajo en finca, lazó a las vacas colgado desde la motobomba contra incendios y así lograron atraparlas”, cuenta Alejandro, bombero municipal.
Unos traguitos y una prótesis
“Era un turno tranquilo, llevaba 10 horas de servicio y ya era noche. Luego de una pequeña llovizna suenan los tres timbres de emergencia, me encontraba asignado a la primera salida (la de emergencias) corrimos y subimos a la ambulancia. En la dirección a la que nos dirigíamos había un suicida, nerviosos como siempre íbamos con la sirena encendida y pensando en qué podríamos encontrarnos. Al ver al lado vial contrario nos hace señas un agente de la PMT, nos grita ¡apresúrense aquí está!
Bajamos corriendo y veo a alguien tirado, se presume se tiró del puente. Voy a ayudar y cuando me acerco a examinar el cuerpo, en la acera observo que una de las piernas está a unos 10 metros del cuerpo, por lo que vamos a rescatarla. Al revisarla vimos que tenía solo unos golpes, luego me dirijo a salvaguardarla, pero me percato que es una prótesis, todos nos quedamos sorprendidos porque pensamos que era una real. Al final, el hombre indica que caminaba y tropezó, mas no se lanzó del puente, claro a esto lo ayudaron los traguitos que había tomado”, dice Óscar, bombero municipal.
Baño en lavadora
“Un día, mis compañeros y yo estábamos de turno. De repente, llamó un señora llorando, nos dijo que su hijo estaba atrapado en un lugar. De inmediato, salimos a atenderla, recuerdo que fue por la Colonia 4 de febrero. Cuando llegamos nos dimos cuenta que efectivamente el niño estaba atrapado, pero dentro de una lavadora. Tuvimos que desarmar parte del electrodoméstico para poder sacarlo. Al final salió ileso, inocentemente nos contó que solo quería bañarse rápido para ver su caricatura”, expresa Luis, bombero voluntario.
La última llamada
“Ha ocurrido varias veces que se reciben llamadas al 123 de auxilio. Por ejemplo, accidentes de tránsito, en los que una persona pide el servicio y le toman sus datos para luego despachar la ambulancia, esta sale de emergencia, la cual al llegar encuentran una escena en donde hay un fallecido. Lo curioso es que en esos aparatosos accidentes en específico, quien llamó por el servicio es el mismo que está fallecido y los compañeros no pueden explicar cómo logró llamar”, narra Saúl, bombero municipal.
Nunca faltan los bromistas, aquellos que llaman solo para hacer una “broma”. Cabe mencionar que, cada vez que reciben una llamada de este tipo, el número se guarda como SPAM.
Ellos son héroes, valientes, que arriesgan su vida para salvar la de otros, pero que como todos los trabajos algo de picardía no les hace daño.