Amor, esperanza y un riñón imagen

Esta es la historia de Luis Miguel y Miguel Ángel Lemus, hijo y padre unidos por un riñón.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Le diagnosticaron 10 años de vida y ya lleva 19. Este es un Relato lleno de amor, sacrifico y esperanza. “Cuando Dios hace una obra la hace completa”. 

Luis Miguel Lemus, de 34 años, empezó a sufrir desde los 5, de insuficiencia renal, una enfermedad que para muchos es una muerte segura, pero para otros es una nueva oportunidad para vivir. “Me llevaron al médico y enfrente de mis papás me dijeron que iba a morir”. Recuerda tan claro las palabras del doctor; que en ese instante sabía que toda su vida y la de su familia iba a cambiar. 




La familia Lemus se desconcertó con el diagnóstico, pero algo tenían muy claro ¡no estaban solos! “Mi papá y mamá son muy creyentes de Dios, por ello, en ese momento lo único que íbamos a esperar era su voluntad”, dice Luis. La enfermedad se controló un tiempo; los días, meses y años transcurrieron, pero a los 11 años conocería su destino. “Se vuelve a manifestar la dolencia, experimenté un decaimiento de mi salud y mis papás deciden llevarme a un sanatorio privado”. Sus familiares se enteran que los riñones de Miguel no funcionan más. Era necesario una operación rápida. 

“Existen dos tipos de diálisis: la peritoneal y hemodiálisis, yo entré en la primera, tarde un año y medio en la Unidad Nacional de Atención al Enfermo Renal Crónico (UNAERC). Ahí conocí a la doctora Alejandra Redondo, quien decidió que la mejor opción era un trasplante“, recuerda Luis Miguel.  En Guatemala, hasta febrero del 2018 existen 2,806 pacientes en el programa de diálisis peritoneal y 1,701 en hemodiálisis. 

El proceso no fue fácil, ya que la familia se encontró con varios factores en contra, como el recurso económico. “Confiamos en Dios y empezamos el proceso, hicimos todos los exámenes y encontramos al donante”. Luis Miguel con voz quebrada recuerda ese momento y es que el encargado de darle una segunda oportunidad de vida era Miguel Ángel Lemus, su papá. 

“Con 98 por ciento de compatibilidad, se llevaron las muestras de sangre a México, ya que en ese entonces ese proceso no se hacía en Guatemala”, comenta Lemus.  El miedo y la incertidumbre acechaba a la familia. “Cuando la doctora me dijo que el margen de vida que tiene un trasplantado es de 10 años, mi mentalidad cambió, pensaba ¿para qué estudiar en la universidad? ¿Por qué casarme? Si igual me iba a morir”, expresa Luis Miguel.




El trasplante se hace exitosamente y desde hace años, el joven tiene una segunda oportunidad de vida y un pedazo de amor paternal lo lleva con él. “Antes que llegaran los 10 años empecé a tener una cuenta regresiva personal, pero debía confiar, no en la voz humana, sino en la voz de Dios, hoy me tiene aquí 19 años después”.

Luis Miguel cuenta que después de un trasplante las personas se quedan con un medicamento de por vida, este sirve para que el cuerpo no rechace el órgano. “Yo pasé con el medicamento 12 años, pero después decidí no tomarlo más sino vivir por fe”.

Miguel Ángel Lemus, de 69 años, vive con amor y nunca se ha arrepentido de donar su riñón para darle nuevamente vida a su hijo. “Antes de Luis Miguel, perdí a dos hijos más por problemas renales, uno de 10 años y una de 17”. “UNAERC ha sido parte fundamental de este sueño, no solo para mí, sino para muchas familias guatemaltecas que están pasando por lo mismo”, narra.  

La Unidad Nacional de Atención al Enfermo Renal Crónico, nace el 24 de abril en 1997, a través del Acuerdo Gubernativo 323-97, con el fin de brindar atención médica y tratamientos especializados a pacientes que padecen de insuficiencia renal crónica, de escasos recursos y que no cuentan con seguro social en Guatemala.




“Cuando falleció mi hija los doctores dijeron que sufría de hipertensión, lo cual no era cierto, pero nunca mencionaron que esta enfermedad podía ser congénita”. La vida les dio una segunda oportunidad tanto a Miguel Ángel de disfrutar a su hijo como a Luis Miguel de poder ser una persona con otra oportunidad de vida. “Yo le aconsejo a todas las personas que no dejen las enfermedades al tiempo, visiten a un médico y sobre todo confíen en Dios”, sugiere Miguel Ángel. “No tengan miedo, yo sufrí paros respiratorios, vi gente morir, le reclamé a Dios qué pecado había cometido para pasar por esa prueba, pero al final él tiene un plan para nosotros y estoy aquí”, finaliza con lágrimas.

Hasta febrero de 2018, había inscritos 4,922 (número que sigue en aumento) pacientes en los tres programas que se brindan: prediálisis, diálisis peritoneal y hemodiálisis. 



Foto: UNAERC 


Foto: UNAERC 

Hoy, Luis Miguel Lemus tiene pénsum cerrado en administración de empresas, está casado desde junio del año pasado. Su papá trabaja en UNAERC y ambos tienen un propósito juntos, llevar un mensaje de inspiración y de esperanza a todas aquellas personas que están pasando por situaciones difíciles. 

“Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre”. (Anónimo).

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