Un padre ausente, una madre en prisión, una abuela fallecida y una tía llena de amor, pero con los bolsillos vacíos. Así es el entorno de Esaú y Ángel, dos hermanos que viven en la Colonia El Limón de la zona 18, donde su futuro pende de un hilo.
El más grande de ellos tiene 11 años y cursa quinto primaria. Ángel, el menor, tiene 7 y está en primero. Asisten por las mañanas a una escuela ubicada cerca de su casa y en las tardes entrenan judo en una galera de la misma colonia.
Su mamá los inscribió tiempo atrás en un programa de Fundación Olímpica Guatemalteca que apoya a familias de escasos recursos para que niños y jóvenes se desarrollen bajo los valores olímpicos. Nunca imaginaron que se convertiría en el mejor regalo de su vida, un ambiente sano para crecer haciendo el bien.
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Comenzaron con boxeo, pero la misma violencia que envuelve la zona donde residen obligó a la institución a cambiar el deporte por uno menos agresivo, como el judo.
Iniciaron este proceso hace tres años. El entrenador de aquel entonces, Cristian López les tomó un cariño especial. Siempre los veían sonreír, trabajar en equipo, esforzarse por obtener mejores resultados y apoyarse entre sí. Sin embargo, un día notó un cambio radical en el comportamiento de ambos niños.
Su mamá había sido capturada por estar involucrada en un delito, del que prefieren no brindar más detalles. Comenzó un momento muy difícil para los menores. Su rendimiento decreció, empezaron a desobedecer y su tristeza atiborraban cada rincón que visitaban.
Sin embargo, Cristian decidió convertirse en un ejemplo para ellos, impactando de buena manera en la vida de los menores.
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Los llevaba a comer, a jugar. Compartíamos mucho y teníamos una relación muy cercana. No de entrenador y alumno, sino más afectiva. Son personas increíbles que te roban el corazón desde que los conoces.
Cristian López
Ex entrenador de boxeo
Los niños son tímidos, pero han encontrado en el deporte una plataforma para desarrollar sus habilidades físicas y mentales. Esaú ha aprovechado la actividad para bajar de peso y su pequeño compañero, entre risas, también quiere reducir algunas libras.
Su entorno parece un caos, pero presumen de muy buenas notas en la escuela especialmente en matemática, su clase favorita. Ninguno ha perdido la inocencia característica de la niñez, especialmente Ángel que se encandila con los superhéroes, particularmente por Flash.
Ambos disfrutan compartir mientras juegan o estudian. No salen mucho a la calle, porque no todos sus vecinos los apoyan. Practican fútbol y Ángel prefiere ser el portero. Es seguidor del Barcelona y quiere mucho a dos de los perros con los que convive en casa: Peluche y Fifi.
Sueñan con ser atletas profesionales y aún no han pensado qué otra carrera universitaria quieren estudiar. Esaú es ordenado y disciplinado; el deporte lo hace feliz y lo ayuda a ser una mejor persona.
Ángel y Esaú han logrado superar todos los baches en su vida. Siguen enfocados en su futuro, alejados de los excesos que en su entorno pudiesen encontrar con facilidad.
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De gran corazón
Tienen muchas limitantes, pero no son obstáculo para cumplir sus sueños y disponer lo poco que tienen para ayudar a otros. Junto a los niños y su tía, viven en la misma casa 20 gatos, una guacamaya, un loro, cuatro tortugas y catorce perros.
Sus ojos muestran la inocencia con la que aún caminan, sus palabras exponen la dulzura de su corazón y aunque se cruzaron con un destino atropellado, nacieron con la fortaleza necesaria para ser un ejemplo de superación.
Fotografía de portada tomada de Martial Art Skills.