Su rutina los martes y jueves no cambia. Se levanta muy temprano, desayuna y sin mucha vuelta se va para la escuela. Estudia en horario regular. Vuelve a casa, almuerza y se baña para luego emprender un viaje hacia la zona 16. Llega a Top Tee, en donde practica golf por al menos una hora.
Así es la vida de Ashley Juárez, una pequeña golfista que sueña con convertirse en profesional de la disciplina. Junto a ella, otros niños y niñas buscan un espacio en la mayor esfera del deporte en nuestro país.
La realidad de Willy de la Cruz es muy similar. Cursa cuarto primaria y ambos son referentes gracias a sus buenos resultados.
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El golf no distingue nivel económico
Por décadas se ha creído que el golf es una disciplina únicamente para personas de alto nivel económico, sin embargo desde el 2006, la Asociación Nacional de Golf en Guatemala ha sumado esfuerzos por popularizarse, recibiendo mucho apoyo y aceptación de quienes se empapan del deporte.
Fundación Olímpica Guatemalteca ha sido un aliado clave en esta lucha, llegando a la niñez y juventud nacional que viviendo en zonas vulnerables se han interesado por aprender y crecer bajo los valores olímpicos.
Ashley vive en la Colonia Bethania, mientras que Willy, quien también recibe clases en Top Tee, reside en un asentamiento entre zona 7 y zona 1 de la capital. Aunque les toca caminar distancias bastante largas para alcanzar sus metas, tienen en mente lo mucho que desean para su futuro.
Willy, el licenciado
Imprudencia, descuido y desconocimiento lo mataron en la pista
Tienen apenas 10 años de edad, pero el deporte les ha abierto los ojos ante un mundo de posibilidades. Willy anhela seguir sus estudios y convertirse en licenciado, mientras que Ashley, amante de los animales, prefiere seguir la carrera de veterinaria.
Aunque ninguno de los dos abandona el deseo de representar a Guatemala en Juegos Olímpicos. Trabajan todos los martes y jueves por superar sus propias marcas y crecer dentro de un campo de golf.
Ashley se ha especializado en el golpe corto, mientras que Willy ha mejorado en varios aspectos técnicos desde que comenzó, hace tres años. Ambos son referentes de la disciplina en la categoría infantil-juvenil.
Así comenzó el camino
Juárez llegó a la Fundación Olímpica porque un primo la invitó para inscribirse. Inició en gimnasia donde perteneció al menos un año y medio. Luego conoció los palos de golf y nadie pudo desprenderla de ellos. Hoy tiene altas probabilidades de viajar por primera vez hacia Estados Unidos, a una competencia.
Willy llegó junto a uno de sus hermanos, quien también disfruta del deporte. No solo el golf, sino además el atletismo. Saben que el ejercicio les hace mucho bien, incluso que inculca valores de mucho peso y estos los alejan de la violencia.
“Paciencia y honestidad” son algunos de los preceptos más utilizados en este disciplina.
“Me alegra que se sientan contentos”
Rodrigo Castillo, entrenador de ambos atletas, recuerda con mucha ilusión el momento en que ambos empezaron dentro de la disciplina. El mayor miedo era que por ser el golf un deporte poco popular, no les atrajese, pero ahora su camino es trazado de forma distinta.
Sus metas han cambiado y su progreso los hace recibir aplausos constantemente.
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A lo largo de los años a la ASOGOLF han llegado grupos con decenas de niños que quieren practicar el deporte y aunque actualmente tienen varios equipos bien nutridos de talento, Willy y Ashley son sus joyas más brillantes.
Castillo acompaña muchas veces a los niños al entrenamiento, competencias o de vuelta a su casa. “Como su entrenador, me gusta que estén contentos, he escuchado que quieren competir, ser como otros golfistas. Eso habla del amor y la pasión que le ponen a este deporte”, aseguró.
Fotografía de portada tomada por Osman Velásquez / Relato.