La vida de algunos se trata de escuchar. Oír desinteresadamente, sin cansancio y oportunidad de juzgar. Una profesión que a menudo es sinónimo de estar loco si frecuentas uno. A veces, así es la vida de un psicólogo.
Coralia, una psicóloga clínica que ha dedicado su vida a la profesión, sabe perfectamente de lo bueno y malo que conlleva este cargo. “¿Eres psicóloga? ¡Entonces seguramente ya me analizaste!” “¡no me mires! Que seguro me estás examinando”. “Me pones nerviosa, seguro creerás que estoy loco”, estas son frases comunes de cualquier amigo nuevo que con frecuencia piensa que los profesionales mezclan su carrera con sus pensamientos reales.
Otros van a los extremos. Realizan un juicio falso de lo que se trata ser psicólogo y afirman “yo no lo necesito, porque no estoy loco” o “para qué ir, es solo hablar y hablar”.
“Todos queremos llegar a entender nuestras vidas”
Una aguda observación, capacidad de análisis, criterio propio, empático, cercano, habilidades para escuchar, hablar e interpretar. Muchas de estas habilidades se desarrollan y agudizan conforme la formación de la profesión del psicólogo. Al final, están hechas para entender al resto y a uno mismo.
“Cuando se inician los estudios, la mayor parte de estudiantes pasamos por los mismos procesos, muchos creen que quienes estudiamos la carrera de Psicología es para borrar nuestros propios fantasmas y la respuesta es sí. Aunque muchos entramos con el deseo auténtico de servir y ayudar a otros o la fascinación que presenta la conducta humana. Quizás en lo profundo todos queremos entender nuestras vidas”, afirma Coralia.
Al final, tanto psicólogo como paciente necesitan ser escuchados en algún momento. Suena fácil solo sentarse a escuchar a otro, pero el trabajo no es sencillo, tener a un ser humano mostrando sus emociones y su dolor.
Soy 24/7
¿Imaginas recibir una llamada a las 4 a.m. con quien solo has hablado un par de veces y está a punto de suicidarse? ¿Cómo manejar algo así? Incontables desvelos, lecturas interminables, clases y materiales didácticos, para que cuando llegue la hora seas la mejor ayuda que alguien puede recibir.
Hay algunos que se sienten afectados y hasta superados por la situación al ver que no ayudan a los pacientes, lo cual responde a la gran duda de algunos sobre si los psicólogos son perjudicados por los problemas de los pacientes.
Lo que hace tan compleja a esta profesión es el cambio constante. Nadie es igual y toda historia es diferente. Todos los problemas van a ser distintos y cada quien se ve afectado de muchas maneras. No hay receta que hace a otro mejor persona, más feliz, seguro, es simplemente trabajo de aceptación y superación.
“Servicio”, una palabra principal en esta profesión, pero que va justo detrás de “vocación” en una de las carreras más humanas y profundas. ¿Tú qué piensas? ¿Crees que ser psicólogo es difícil?
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