Actualmente, el Parlamento Centroamericano es uno de los organismos menos valorados y funcionales de la región. Pero una guatemalteca está dispuesta a asumir el reto de transformarlo y convertirlo en un ente relevante y operativo. Melanie Müllers, la chapina que aún cree en el PARLACEN.
Encabeza el listado de mujeres que buscan una curul al PARLACEN por el partido Unionista y sueña con transformarlo en un ente que emule al órgano europeo. “Uno que sea vinculante, relevante y, sobre todo, funcional”, indica Müllers.
Desde hace 20 años, ninguna de las seis naciones que eligen representantes a esta institución ha ratificado el vínculo político que el Parlamento debería tener. Sus resoluciones y directrices no son más que guías, carentes de peso y sustento, pues según Müllers: “Ningún gobierno quiere someterse a su incidencia”.
Todas sus resoluciones, exceptuando los temas comerciales, han pasado a la Cancillería y luego al Congreso de la República, donde finalmente se quedan engavetadas”. – Melanie Müllers.
Pero para la candidata, esta situación mucho tiene que ver con la calidad y perfil de quienes llegan a ocupar una curul. El PARLACEN está lleno de personas que no tienen la capacidad ni el conocimiento para ejercer las funciones que dicho órgano requiere. “Hoy, solo estamos regalando un salario y no nos vemos representados”, asegura.
En estas elecciones, los guatemaltecos elegiremos a 20 diputados al PARLACEN, quienes cobrarán mensualmente entre US$4 mil y US$4 mil 500 cada uno. Donde los gastos de representación, dependiendo de la cantidad de sesiones a las que asistan, asciende a US$3 mil 200 y el sueldo base llega a US$1 mil 200.
Para Müllers, el Parlamento es una obra inconclusa y es ahí donde radica su debilidad. Durante dos décadas, el ente ha sido el premio para expresidentes, colaboradores políticos y familiares de caciques que lo ven como una moneda de pago para favores de campaña o refugio de inmunidad.
El reto es cambiar las cosas, transformar el PARLACEN y convertirlo en un ente relevante, vinculante, donde los ciudadanos de la región se puedan ver representados. Según Müllers, el mejor ejemplo que tenemos está al otro lado del Atlántico, y es su experiencia en Alemania la que le permite tener otra visión de cómo debiera funcionar en Centroamérica.
“No hay un vínculo político que lo haga funcional (al PARLACEN). Lo que quiero también es que el Parlamento tenga personas técnicas para hacerlo funcionar”, resalta.
Para esta licenciada y maestra en administración pública, los centroamericanos aún no nos hemos dado cuenta de una cosa: “Lo que localmente le sucede a un país, le afecta a todos los de la región”.
Con esto en mente, Müllers está decidida a llevar nuevas ideas y concluir lo que aún está pendiente: “Lograr que se ratifique el vínculo político del PARLACEN y sus miembros”.
Habrá que ver si los políticos locales están dispuestos a ser regulados por un ente regional, y si una golondrina puede hacer verano en el pequeño edificio de la zona 5.
Quiero ir a activar el Parlamento, que se termine de concluir la creación y sus funciones. Pero falta que los jefes de estados miembros se sumen para hacer que el PARLACEN sea políticamente vinculante”. – Melanie Müllers.