El largometraje dirigido por el español Galder Gaztelu-Urrutia explora en esta realidad distópica el egoísmo de la humanidad donde la supervivencia enfrenta a la solidaridad humana.
El Hoyo o Centro Vertical de Autogestión CVA es una prisión de 350 niveles. En cada piso hay una celda donde habitan dos presos. Una plataforma recorrerá por toda la estructura con un banquete opíparo y estará por dos minutos en cada celda; los encarcelados comerán lo que puedan. Como es obvio, los que están en los primeros niveles son los que mejor comerán y los de abajo descenderán a sus más oscuros sentimientos causados por el hambre y su mortalidad.
Es por ello que la pregunta “¿qué voy a comer?”, como dice Trimagasi (Zorion Eguileor) una suerte de Hannibal Lecter español que entiende toda la mecánica de la prisión. Por cierto, Trimagasi se ha convertido en uno de los memes de moda. Gorend es un recién encarcelado que no tiene la más mínima idea de dónde está y cómo funciona la prisión y es quién debe enfrentar esta realidad o intentar cambiarla.
Poco a poco se devela la perversa mecánica de la prisión en donde las ideas, el intelecto y la cultura no encuentran eco en la utilidad que puede tener un cuchillo, por ejemplo, a comparación de leer El Quijote de la Mancha.
Para hacer más decadente el escenario, este no permanece estático, ya que al final de cada mes, los encarcelados son cambiados de nivel al azar. Esta dinámica hace que un mes coman sobras, otro mes, el mejor platillo y otro “nada en dos platos”.
El director Gaztelu-Urrutia dijo que su película explora los desastres del capitalismo descarnado donde los pocos que están arriba viven mejor y comen mejor, sin importarles que los de abajo tengan alguna posesión o ingieran algún alimento.
El Hoyo, más que una película de ciencia ficción, se ha convertido en una profecía a causa de la pandemia del COVID-19, donde los poderosos intocables (ni siquiera por un virus) luchan por “su estabilidad económica” más que por la fuerza laboral que hace sus fortunas.
Son 94 minutos de claustrofobia, horror e incomodidad que cuestionan sin piedad la forma de pensar y actuar y queda resonando en tu cabeza por mucho tiempo.
El Hoyo tiene ese efecto, por ejemplo, como lo tuvo El Experimento (2010) cuya historia retrata el ingreso de 26 personas a una prisión donde intercambiarán el rol de presos y guardias. También tiene referencias a la lucha de clases como la recién galardonada Parasite (2019), y coquetea con el terror mostrado por la monstruosa franquicia de SAW (2004).