Autor: Marcos Ibarguen
Durante milenios, los seres humanos nos hemos enfrentado distintas crisis con cierta regularidad. Sin embargo, a partir de la generación de los baby boomers en adelante, hemos estado viviendo un período de relativa paz y de enorme prosperidad producto del intercambio globalizado y de saltos cuánticos en nuevas tecnologías.
La expectativa de vida podrá verse impactada por la pandemia del Covid 19, quitándole impulso a una gráfica que ha venido creciendo sin parangón. Mis abuelos nacieron entre 1905 y 1920. En el año 1900 la expectativa de vida eran 48.3 años para el estadounidense promedio. En 2019 es de 78.54 y en Guatemala ronda por los 74 años.
Aunque existe aún mucha incertidumbre acerca del ya grave impacto de la reciente pandemia que a penas empieza, con toda objetividad debemos reconocer y confiar que la humanidad está más preparada que nunca para hacerle frente. Es cierto, a todos nos ha tomado por sorpresa. Hemos sido avestruces que enterramos la cabeza ante una amenaza claramente reconocida y anunciada, incluso, de forma muy explícita hace ya 5 años, por Bill Gates. En cuestión de días pasamos de planificar la Semana Santa a temer si tendremos empleo, o bien si nuestras empresas podrán salir de la crisis.
Marcos Ibargën, Abogado de la Firma QIL+4 Abogados
Después de que el avestruz saca de la oscuridad su cabeza y abre súbitamente los ojos a una realidad que irradia luz de pánico, éste se esparce con una velocidad imparable. Ha contagiado ya a más de 7 mil millones de habitantes. Aquí, la tecnología digital nos la ha jugado en contra. Estamos todos gravemente contagiados, jóvenes y adultos, por un virus de incertidumbre, pesimismo y falta de objetividad. Ahora, el fuerte sol que ocultamos nos opaca la vista y seguimos siendo avestruces.
Es tiempo de dejar que nuestras pupilas se acostumbren a la luz y empecemos a ver con más objetividad esta nueva – y temporal- realidad. Aunque nadie puede predecir el impacto real de la actual pandemia, agradezco no haber nacido en 1850, pues estadísticamente ya estaría en tiempos extra.
No subestimemos la capacidad de adaptarnos y de reinventarnos ante las crisis. Aprovechemos la oportunidad que esta situación nos da de compartir con nuestro núcleo familiar. De conectar nuevamente con lo más importante. Ayudémonos mutuamente y pongámonos a trabajar en pensar y hacer lo que sea necesario para que nuestras familias y actividades diarias continúen siendo productivas, en forma segura. Cuando pase la pandemia psicológica del pánico, el mundo todavía necesitará satisfacer sus necesidades. Los empresarios, los trabajadores, los médicos, los abogados, los arquitectos, ingenieros, etc. etc., todos seguiremos siendo más necesarios que nunca.