Por: Jorge Alvarado.
Hay un refrán que dice: “Un buen día comienza en tu mente”. La inteligencia emocional es una de las habilidades blandas por excelencia que te hace adaptable a cualquier circunstancia, como si no hubiera obstáculos. Sin embargo, la inteligencia emocional no es algo natural, sino más bien se debe gestionar.
Existen personas tóxicas y ambientes bien negativos en cualquier parte, donde si no se aplica la inteligencia emocional esto puede afectar severamente la paz mental y la psicología de las personas, y todo lo que te cueste tu paz mental es demasiado caro. Aristóteles, por ejemplo, precursor del Eudemonismo o también conocida como la Teoría de la virtud, nos habla que el fin último y supremo del hombre es la búsqueda de la felicidad.
Pero hay personas que confunden la educación y los buenos modales con la debilidad. En muchas cosas todo tiene que ver con la personalidad. Regularmente, una persona con características sumisas podría tener baja autoestima y el problema de esto es que muchos lo ven como una debilidad y es muy probable que intenten aprovecharse, manipular y moldear este tipo de personalidad y causar un daño irreparable.
Algo bien importante es “reconocer” de inmediato situaciones o ambientes tóxicos y negativos, así como “interpretar” las intenciones de los demás a través de sus actitudes y comportamientos; pero si estos están ocultos, se pueden analizar los resultados negativos y asociarlos con las personas que están más cerca de ti para ponerlos en el mapa y prestar más atención a quienes te rodean para ver si existe alguna coincidencia.
¿Qué hace tan especial a una persona con inteligencia emocional? Convierte los problemas como parte de la rutina cotidiana y los enfrenta con una determinación única; esto requiere de un “pensamiento progresista”, es decir, se debe enfocar en buscar soluciones en vez de quedar atrapados en el problema.
El poder de la mente es maravilloso. Eckart Tolle decía: “Cada vez que eres capaz de ver tu mente es porque ya no estás atrapado en ella”, y muchas veces nos quedamos atrapados emocionalmente en una situación adversa que nos hace sumisos. El buen manejo situacional es una habilidad extraordinaria que se debe procurar siempre, liderando nuestro metro cuadrado. Nosotros decidimos qué nos afecta y qué no. Aunque no se trata de ser inmune al dolor que alguna situación podría causar, se trata de orientar toda nuestra energía al equilibrio y a la paz mental que es lo único que nos hace avanzar.
Fenómenos como el bullying podrían ser el resultado de no reconocer y de no atender a niños hostigadores que quizás necesitan ayuda para dejar de llamar la atención de esa forma, que quizás llevan consigo una carga emocional que los supera y que bien enfocado podrían ser líderes e incluso servir de inspiración a otros niños.
No esperes nada de nadie, hay que depender solamente de uno mismo. No podemos cambiar las actitudes y los comportamientos de otros, pero sí podemos modificar nuestros esquemas mentales, ahí está la fortaleza.
La sumisión no es buena, por lo que debería de existir una materia en las escuelas que nos enseñe sobre la importancia de la empatía, que nos permita conocer principios invaluables como la tolerancia, la resiliencia, la importancia del liderazgo, conocernos a nosotros mismos y reconocer en los demás las cosas positivas. Nuestra sociedad necesita producir liderazgos transformadores.