Jackie Amézquita se fue caminando a Estados Unidos hace 16 años, sin saber inglés ni conocer el país. Desde entonces, Jackie se ha convertido en una gran artista contemporánea graduada de una de las mejores universidades del país, Art Center, y próxima a empezar una maestría en la famosa UCLA, un honor que muy pocos ostentan.
Su llegada y residencia en Estados Unidos ha formado en Amézquita una dualidad irremediable entre sus dos patrias, la que dejó y en la que ahora vive. Es esa temática la que aborda en su arte, siempre aterrizando en las fronteras terrestres de los tres países en los que caminó alguna vez, Estados Unidos, México y Guatemala.
Esta semana inició su gran performance, en el cual caminará desde el amanecer hasta el anochecer, haciendo la ruta de regreso a Guatemala desde Los Ángeles, ciudad donde vive actualmente. El simbolismo es imperdible. A través de sus visitas a las diferentes fronteras, Amézquita ha recolectado tierra de cada una de ellas y la usará como parte de su performance, dentro de una botella de agua, terriblemente alegórico y representativo para todo migrante que va a pie.
“A través de conversaciones e interacciones con personas a lo largo de su viaje, Amézquita explorará las dinámicas entre diferentes grupos raciales, culturales y económicos”, se lee en su comunicado oficial.