Hace unas semanas, antes de que mi hija más pequeña cumpliera su primer año de vida, alguien me hacía la sugerencia: “Déjala comer dulces, son niños”. Cuando hice referencia a lo que manda la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre el consumo de azúcar, me hizo un gesto de reproche acompañada de la siguiente frase: “¿Y qué sabe la OMS de ser niño?”
En lo personal, me preocupo mucho por la salud de mis hijas. Muero de la angustia cuando tienen fiebre o algo que las pueda hacer sentir mal. Solo el simple hecho de que una enfermedad las haga sufrir me atormenta.
Como padres responsables debemos actualizar la información que tenemos a nuestro alrededor y en casa ser realmente intencionales con ellos. Propiciar una alimentación sana, variada y que disfruten la travesía en la mesa debería ser el objetivo principal.
En mi caso, mis hijas comen absolutamente de todo. Con esto incluyo comida rápida, embutidos, dulces y chocolates (en el caso de la mayor)… Pero la regla es que en casa no se comen alimentos superfluos o se evitan para que cuando estén fuera puedan hacerlo sin que estos sean una amenaza para su nutrición.
Hago referencia a esto porque hace una semana, la OMS alertó al mundo entero sobre los alimentos industriales y cómo estos contienen con frecuencia demasiada azúcar. Lo peor del caso es que su etiquetado se presta a que los padres piensen que están comprando algo saludable, cuando realmente no lo es.
“Alrededor de la mitad de los productos examinados (…), más del 30 por ciento de las calorías provienen de azúcares totales y un tercio contenían azúcar añadido u otros edulcorantes”, señaló el estudio presentado por la OMS.
El estudio analizó 8,000 productos en más de 500 tiendas de Viena (Austria), Sofía (Bulgaria), Haifa (Israel) y Budapest (Hungría), de noviembre de 2017 a enero de 2018.
La advertencia la hace porque se sabe que una buena nutrición en el período de la infancia es esencial para asegurar el buen funcionamiento del sistema inmune que se forma en los primeros tres años de vida.
Como asesora en lactancia, me he enfrentado a dudas o la angustia de madres de muchos niños enfermizos, si bien la leche materna contiene inmunoglobulinas y muchísimos nutrientes para el buen funcionamiento del sistema inmune, si no hay una buena introducción a alimentos variados y sanos, los beneficios no serán tan evidentes.
Someter a nuestros niños a malos hábitos alimenticios, al consumo desmesurado de azúcar, puede ponerlos en riesgo de obesidad y sobrepeso, una tendencia que va en aumento.
Ser una persona con sobrepeso, aparte de ser alguien que no es saludable, regularmente también es una persona insegura y con baja autoestima. Nadie quiere eso para sus hijos.
Hoy las invito a leer etiquetas, a sustituir un jugo por un trozo de fruta y a ser consciente de la alimentación de su familia dentro de casa.