En la última década 287 mil 255 niños y adolescentes migrantes no acompañados han sido detenidos en la frontera sur de los Estados Unidos, informó el Observatorio de los Derechos de la Niñez –Ciprodeni–.
La información, elaborada por el Observatorio Regional de Migración Infantil –Oremi- , con datos de la patrulla fronteriza, da cuenta que del total de menores de edad detenidos 127 mil 451 son guatemaltecos, (44%), 80 mil 306 hondureños, y 79 mil 498 salvadoreños (alrededor del 28 % por país).
Las detenciones han crecido más de un 2 mil por ciento, en la última década si tomamos en cuenta que en 2009 se detuvo a 1 mil 115 menores de edad y en lo que va de 2019 ya se registraron 24 mil 638.
A este problema debemos sumarle la muerte de cinco niños guatemaltecos en manos de la patrulla fronteriza durante el último año, así como las malas condiciones con los que se encuentra la niñez y adolescencia en albergues tras su detención en la frontera de los Estados Unidos.
Claramente el problema no es abordado por las autoridades con criterios humanos y sociales, por el contrario la respuesta del Gobierno guatemalteco fue poner en la palestra la posibilidad de poner a Guatemala como un “tercer país seguro”, es decir que le diera asilo a los migrantes de otras naciones para evitar así que continuaran con su travesía hacia el sueño americano.
La disposición fue fuertemente criticada y fue objeto de recursos ante la Corte de Constitucionalidad, la cual otorgó amparos provisionales que obligan a que sea el Congreso de la República la que autorice la suscripción de un convenio bilateral para convertir a Guatemala en el “tercer país seguro”.
Marcha atrás
En ese contexto el Gobierno de Guatemala había planificado una reunión bilateral para el 15 de junio, la cual fue suspendida, según se dio a conocer mediante un comunicado de prensa. “Debido a las especulaciones surgidas y las acciones legales interpuestas, admitidas para su trámite por la Corte de Constitucionalidad se decidió reprogramar el encuentro bilateral hasta conocer lo resuelto por dicha corte…” se lee.
Lo cierto es que la niñez guatemalteca continúa con su éxodo a tierra del tío Sam, en busca de las oportunidades que acá se les niega. Las exclusiones históricas y la falta de oportunidades han convertido al país es exportador de niños, cuyos sueños se ven truncados al ser detenidos por las patrullas fronterizas.