Sé que no estoy dormido, pero lo que veo no corresponde a mi realidad. Estoy en Antigua, sí, pero hay construcciones que no reconozco. Esa inmensa iglesia ¿acaso es la Iglesia de Santo Domingo? Y el convento, qué espléndido edificio. Pero, ¿y esta calle de dónde salió? La gente va vestida de manera muy austera. Incluso, aquel señor que va en aquel lujoso carruaje… y el olor. Madre Santa, esta gente no se baña. Regreso sobre mis pasos a mi tiempo.
Si hubiera una o varias puertas para regresar al pasado y volver al presente sin riesgo de perderse ¿usted las atravesaría? ¿Trataría de cambiar algo fundamental para forjar un mejor futuro? Sería interesante analizar su criterio como viajante y saber en dónde aterrizaría. Por ejemplo, ¿viajaría a su infancia, al regazo materno, a un episodio específico con sus abuelos? O sería más extremo e iría directo a la cuna de Cristóbal Colón. Sin él, algunos podrían pensar, no se llevaría a cabo la invasión española. Sabemos que más tarde o más temprano, otro aventurero vería hacia el horizonte y la historia, con algunas variantes, se repetiría. También, hay que tomar en cuenta que asesinar a un niño en su cuna, aunque este se llame Adolf Hitler, requiere de una entraña similar al del futuro carnicero.
Estoy prendido de una serie que se llama El Ministerio del Tiempo. A través de sus capítulos he visto momentos determinantes de la historia y con ella gozado ficciones que involucran a personajes como Simón Bolívar, Isabel la Católica, Federico García Lorca, Cervantes, Goya, Velázquez, Lope de Vega, el infame Torquemada, Salvador Dalí y, con ellos, una serie de entregas que me han llevado a investigar momentos particulares que forjaron el presente de la humanidad. Que esta realidad sea buena o mala por culpa de algunos de ellos, eso es material de otro relato porque, en todo caso, es a nosotros a quienes nos toca cambiar el sistema. Somos los chapines del presente, quienes, en este momento, estamos escribiendo el futuro de Guatemala.
En fin. El Ministerio del Tiempo es una inteligente y bien articulada serie. Los guionistas utilizaron el conocimiento de hechos pasados, enredan los contenidos mostrando una faceta humana de personajes a los que solo tenemos acceso por los libros. Recrean escenas de pinturas famosas y hasta reconstruyen vistas de ciudades medievales trasformadas por la modernidad. Desde esta perspectiva, claro y con la motivación del conocimiento como telón de fondo, es muy difícil encontrar la historia aburrida.
